Cadena perpetua para la enfermera inglesa que mató a siete bebés

Durante la sesión de la mañana, este lunes, hablaron los abogados y madres de algunas víctimas leyeron una declaración. Una de ellas se dirigió a la ausente Letby clamando que «ninguna sentencia puede compararse con la lacerante agonía» que la familia ha sufrido. El primer ministro, Rishi Sunak, ha anunciado que su Gobierno presentará un proyecto de ley para forzar a que los condenados escuchen en persona el dolor de sus víctimas. La enfermera habría asesinado a los bebés en el hospital Condesa de Chester en 2015 y 2016 mediante la inyección de aire, insulina o mucha leche a través de los tubos que sostenían la vida de los prematuros.

El juicio ha durado nueve meses y el jurado deliberó su veredicto desde el 10 de julio. Tras el proceso penal habrá una investigación del servicio de salud sobre cómo pudo ocurrir. Una razón por la que se tardó tanto tiempo en detenerla, en 2019, es la normalidad de Letby, que fue una buena estudiante de Enfermería y participaba en las actividades del hospital de manera aparentemente ejemplar. Participó en la recaudación de millones para la construcción de una nueva unidad neonatal. El ‘Sunday Times’ cita a colegas que la llamaban «la señorita perfecta», aunque era «un poco rara».

Yo, el mal

Pero los responsables del hospital comenzaron a alarmarse por un aumento del 10% de muertes de los bebés. El 22 de junio de 2016, Letby comunicó a una colega el fallecimiento de una niña. «¿Qué?», replicó la colega, «estaba mejorando». «¿Qué ha ocurrido?». Letby respondió: «Es un trabajo con tantas cosas positivas. Se curan bebés tan enfermos y, sin embargo, otros mueren inesperadamente». «Creo que hay algo de destino. Hay una razón para todas las cosas».

Los medios británicos han desvelado que el personal del hospital se había dividido sobre las causas de los súbitos colapsos de bebés que estaban superando sus dificultades. Médicos pediatras identificaron la presencia de Letby como el factor común de aquellas muertes. También otras enfermeras. Pero la dirección del centro sanitario no compartía esa opinión, y acusaba a los médicos de emprender una caza de brujas. La presión de sus colegas forzó que fuera apartada del servicio. Los gerentes de personal dieron la razón a una queja formal de la asesina sobre el maltrato que estaba sufriendo. Le dijeron que le iban a compensar enviándola a un hospital pediátrico con gran prestigio y con cursos para mejorar sus cualificaciones. Durante su ausencia del servicio neonatal no hubo fallecimientos inesperados.

La Policía decidió detenerla cuando encontraron en su casa notas en las que escribía que era «evil», el diablo o el mal. En otra decía: «Los maté adrede porque no soy buena». En la comisaría y durante el juicio se expresó con frialdad, rechazando que hubiese asesinado a los bebés e insistiendo, como hacía en sus escritos, que no tenían pruebas para culparla de nada. Hubo días en los que respondió con alaridos de dolor ante la narración de la muerte de alguna de sus víctimas. Sus padres acudieron todos los días al tribunal.

Los medios especulan sobre el misterio de la mente de Letby. Una chica sociable, que tenía el piso que le compraron sus padres adornado con peluches y figuras de Disney. Pudo tener un ‘affaire’ con un médico casado. Algún medio sugiere que mató a los bebés para atraer su atención.