La Copa prometida acaba con la travesía del Athletic

La Copa prometida acaba con la travesía del Athletic

Una espera de cuarenta años solo podía acabar con sangre, sudor y penaltis. Así resolvió el Athletic el desencuentro con su querida Copa del Rey, un alejamiento demasiado largo para un club que siempre ha dado prioridad máxima al torneo del KO. La número 24 ya es suya, la gabarra volverá a surcar las aguas y varias generaciones de seguidores rojiblancos ya saben lo que es ganar un gran trofeo, como sus mayores, los que fueron asistiendo al desarrollo de una institución única en el mundo.

Al Athletic le tocaba lidiar con el peso del favoritismo, con el impulso pero también la presión que supone contar con uno de los mayores desplazamientos que se recuerdan en el fútbol español. La marea rojiblanca en Sevilla alentaba pero también cargaba las espaldas de un equipo con una historia dorada en la Copa, pero hasta cinco finales perdidas en los últimos quince años.

El Mallorca, sin nada que perder, se lanzó en la intentona de la sorpresa definitiva, la hazaña que le diese el segundo título de Copa 21 años después con su clásica fortaleza táctica. Enfrente, el vértigo de los Williams. Nico exhibió pronto su velocidad, tras una entrega en largo del Mallorca errónea. Las pérdidas eran la llave de la final para un contragolpe letal como el del Athletic.

Athletic

Aguirrezabala, De Marcos, Vivian, Paredes, Yuri (Lekue, min. 105), Prados (Vesga, min. 46), Galarreta (Unai Gómez, min. 80), Iñaki Williams (Berenguer, min. 91), Sancet (Muniain, min. 91), Nico Williams y Guruzeta (Raúl García, min. 91).

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Mallorca

Greif, Gio González, Valjent (Maffeo, min. 91), Raíllo, Copete (Nastasic, min 105+2), Lato (Van den Heyden, min. 111), Samu Costa, Dani Rodríguez (Radonjic, min. 73), Darder (Antonio Sánchez, min. 62), Larin (Morlanes, min. 62) y Muriqi.

  • Goles:
    0-1: min. 20, Dani Rodríguez. 1-1: min. 51, Sancet.

  • Penaltis:
    0-1, Muriqi. 1-1, Raúl García. 1-1, Morlanes, para Aguirrezabala. 2-1, Muniain. 2-1, Radonjic, fuera. 3-1, Vesga. 3-2, Antonio Sánchez. 4-2, Berenguer.

  • Árbitro:
    Munuera Montero (Andaluz). Amonestó a Paredes, Muriqi y Radonjic.

  • Incidencias:
    Final de la Copa del Rey disputada en La Cartuja (Sevilla).

Mucha disputa, respeto propio de una final y más control del balón por parte del Athletic, tal y como se esperaba. Era un duelo de ajedrez, para aplicar la paciencia a la hora de encontrar las fisuras en el entramado rival. El primer cuarto de hora se consumió sin que los leones atisbasen la forma de meter mano a esa roca en la que Javier Aguirre ha convertido al Mallorca. Iñigo Ruiz de Galarreta, al que el mexicano señaló como el jugador más peligroso del contrario en la previa, marcó el camino con un voleón de zurda que Greif desvió como pudo.

El pirata Muriqi replicó en la puerta contraria poco después, también con la izquierda, también desde la distancia. Aguirrezabala se estiró para solventar el primer apuro rojiblanco en la final. Fue un aviso de lo que estaba por llegar, y es que tras un saque de esquina y una serie de balones rechazados, incluido el disparo de Darder solventado por Aguirrezabala, el esférico le cayó franco a Dani Rodríguez, que fusiló para poner la final patas arriba.

Sorprendido por un golpe duro, teniendo en cuenta la maestría balear para proteger cualquier ventaja, el Athletic trató de sobreponerse a la adversidad y levantar de nuevo los ánimos de su numerosa y pasional hinchada. Guruzeta testó los reflejos de Greif, abajo felino para detener un remate del delantero vasco pegado al palo, muy peligroso. Iñaki Williams redobló la amenaza del Athletic, tan sobrado de velocidad como carente de clarividencia en los metros finales. Sin embargo, la ansiedad bilbaína seguía incrementándose con el paso de los minutos. Ese era el gran peligro de la condición de favorito.

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Nico Williams vio al fin puerta, después de una gran pared con Yuri y un preciso remate que se convirtieron en papel mojado con la intervención de fuego de juego automático. Se abrió la caja de los truenos hasta el descanso, pues sin solución de continuidad Yuri sacó un remate con aroma de gol de Copete y Nico se estrelló con el lateral de la red en otra nueva demostración de que gran parte de las esperanzas vascas en la final residían en su figura. Un disparo desviado de Guruzeta supuso el epílogo de una primera parte que desató los fantasmas del Athletic en las finales de Copa de este siglo.

De la pausa regresó el Athletic con susto, pues Larin castigó al espacio para estrellarse contra Aguirrezabala. Sin embargo, las dudas de los leones las despejó la varita de Nico Wiliams, que encontró el pase al hueco para el desmarque de Sancet, siempre bien relacionado con el gol. Partido nuevo y locura entre la afición rojiblanca, liberada de sus miedos para imponer su superioridad numérica a base de decibelios.

Resistencia balear

El Mallorca perdió fuelle, empujado por el Athletic hacia sus propios dominios, aunque el infatigable trabajo de Muriqi rescató una buena opción con un remate inverosímil y envenenado del kosovar. Aguirre detectó que la gasolina de los suyos se agotaba y metió piernas en la medular con Antonio Sánchez y Morlanes.

Había vivido el conjunto balear media hora por delante, pero asumió que el éxito pasaba por un ejercicio de resistencia que alargase el duelo en equilibrio a la espera de ocasiones como el disparo desviado, mordido, de Radonjic. Consiguió el Vasco contener el mejor momento rival y llevar el duelo a la prórroga a pesar de un testarazo de Nico Williams in extremis que hizo soñar a la afición bilbaína con el deseado título.

Tocaba agonía, nervios desatados más allá de la medianoche para resolver la final. Muniain la tuvo de falta, también Nico Williams, a bocajarro. En el bando contrario Muriqi rozó el gol, de testa abajo. Sin embargo, la última palabra la dijeron los penaltis, esos que Aguirre firmaba de antemano si le daban la razón. No fue así, pues una tanda que ya es historia coronó al fin al Athletic. Digno campeón, tanto como lo hubiera sido el Mallorca.

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