‘Love Letters’, la carta de Pedro Sánchez explicada por Lorenzo Silva

‘Love Letters’, la carta de Pedro Sánchez explicada por Lorenzo Silva

Carta a la ciudadanía

«No suele ser habitual». ¿Una construcción redundante que denota el impulso emocional con el que arranca la escritura o un desmaño deliberado, para dar esa impresión al lector?

«No suele ser habitual que me dirija a usted a través de una carta. Sin embargo, la gravedad de los ataques que estamos recibiendo mi esposa y yo, y la necesidad de dar una respuesta sosegada, me hacen pensar que esta es la mejor vía para expresar mi opinión. Le agradezco, por tanto, que tome un poco de su tiempo para leer estas líneas.

«Mi mujer, Begoña Gómez». Nombre y apellido. Habría sido más eficaz, en el plano afectivo, omitir el segundo, pero optar por llamarla «mi mujer» lo compensa, a riesgo de provocar reparo a algún receptor que juzgue la fórmula anticuada y posesiva.

Como ya sabrá, y si no le informo, un juzgado de Madrid ha abierto diligencias previas contra mi mujer, Begoña Gómez, a petición de una,organización ultraderechista llamada Manos Limpias, para investigar unos supuestos delitos de tráfico de influencias y de corrupción en los negocios.

«Organización ultraderechista». El prefijo ultra- se desliza también en un momento liminar. Aparecerá un total de nueve veces a lo largo de la carta, en cinco ocasiones dentro de una combinación nada casual: «derechista y ultraderechista». Sobre el hecho indudable de que Manos Limpias es una organización cuyos dirigentes profesan ese ideario, se anticipa ya la mezcla indisoluble entre conservadurismo y ultraconservadurismo, una aleación que convierte en radical al conjunto. Quien va en algo de la mano de un ultra ya es ultra en todos los sentidos. Lo que se confronta, quien le lanza el ataque, es una hidra de múltiples cabezas, pero un solo corazón fascista —aunque esta palabra no aparezca en todo el texto—. La igualación de los adversarios en su nivel más vil, con el correlativo enaltecimiento del atacado.

Por lo que parece, el juez llamará a declarar a los responsables de dos cabeceras digitales que han venido publicando sobre este asunto. En mi opinión, son medios de marcada orientación derechista y ultraderechista. Como es lógico, Begoña defenderá su honorabilidad y colaborará con la Justicia en todo lo que se la requiera para esclarecer unos hechos tan escandalosos en apariencia, como inexistentes.

«Colaborará con la Justicia para esclarecer unos hechos tan escandalosos como inexistentes». Una forma algo inconveniente de decirlo, que sugiere que en efecto es un texto personal. Un asesor habría elegido otra. En lugar de referirse a «unos hechos escandalosos», con la connotación que tiene la palabra «hechos», habría optado, por ejemplo, por aludir a «unas imputaciones tan escandalosas» como «infundadas». La apuesta personal deja aquí hueco a los malévolos para ver traición del subconsciente.

«La constelación de cabeceras ultraconservadoras». La misma estrategia, aplicada en este caso a los medios que han dado información sobre las relaciones de su esposa. A todas se las iguala al máximo nivel de fanatismo ideológico, y aparece por primera vez la imagen astronómica: «constelación». Más adelante hablará de «galaxia». Da la idea de un hombre casi solo contra una legión incontable de enemigos. Sin excluir que la sensación pueda ser sincera, el hecho objetivo es que nunca está solo quien tiene en sus manos el Boletín Oficial del Estado.

En efecto, la denuncia de Manos Limpias se basa en supuestas informaciones de esa constelación de cabeceras ultraconservadoras arriba referida. Subrayo lo de supuestas informaciones porque, tras su publicación, hemos ido desmintiendo las falsedades vertidas al tiempo que Begoña ha emprendido acciones legales para que esos mismos digitales rectifiquen lo que, sostenemos, son informaciones espurias.

«La sobreactuación del Sr. Feijóo y el Sr. Abascal». Primera alusión a los dos líderes derechistas como una suerte de Dúo Dinámico que opera siempre al unísono. Volverá a hacerla. Son lo mismo y cada uno representa lo peor que pueda representar el otro. La idea que funcionó el 23 de julio, y contra la que el autor de la carta sabe que el líder popular no ha acertado a reaccionar de una manera eficaz con su labor de oposición y menos aún con la ejecutoria de los Gobiernos que comparte con VOX.

Esta estrategia de acoso y derribo lleva meses perpetrándose. Por tanto, no me sorprende la sobreactuación del Sr. Feijóo y el Sr. Abascal. En este atropello tan grave como burdo, ambos son colaboradores necesarios junto a una galaxia digital ultraderechista y la organización Manos Limpias. De hecho, fue el Sr. Feijóo quien denunció el caso ante la Oficina de Conflicto de Intereses, pidiendo para mí de 5 a 10 años de inhabilitación para el ejercicio de cargo público.

«Galaxia digital ultraderechista». A la imagen astronómica se suma el adjetivo «digital». La intención es clara: como no salen en papel, aunque este se halle en franco retroceso, no terminan de ser medios de verdad, del todo dignos de considerarse.

«Instrumentalizaron su mayoría conservadora en el Senado». El adversario «instrumentaliza» mayorías, mientras que la mayoría que lo respalda a uno toma decisiones legítimas. Doble vara de medir que delata al frío cerebro político en acción.

La denuncia fue archivada doblemente por dicho organismo, cuyos funcionarios fueron descalificados posteriormente por la dirigencia del PP y de Vox. Seguidamente, instrumentalizaron su mayoría conservadora en el Senado, impulsaron una comisión de investigación para, según dicen, esclarecer los hechos relacionados con este asunto. Como es lógico, faltaba la judicialización del caso. Es el paso que acaban de dar.

«Faltaba la judicialización del caso. Es el paso que acaban de dar». Una de las pocas inexactitudes flagrantes de la carta. Ni PP ni VOX han presentado la denuncia ante el Juzgado. Lo ha hecho una organización que no está bajo su control.

«Acoso y derribo por tierra, mar y aire para intentar hacerme desfallecer». Intensificación retórica para mostrar el encarnizamiento. Un verbo que infunde aliento poético, de infrecuente uso en un político, para aludir al efecto que se quiere provocar en el hombre que resiste el chaparrón. ¿Cálculo o sinceridad?

En resumen, se trata de una operación de acoso y derribo por tierra, mar y aire, para intentar hacerme desfallecer en lo político y en lo personal atacando a mi esposa.

No soy un ingenuo. Soy consciente de que denuncian a Begoña no porque haya hecho algo ilegal, ellos saben que no hay caso, sino por ser mi esposa. Como soy también plenamente consciente de que los ataques que sufro no son a mil persona sino a lo que represento: una opción política progresista, respaldada elección tras elección por millones de españoles, basada en el avance económico, la justicia social y la regeneración democrática.

«Opción política progresista basada en el avance económico, la justicia social y la regeneración democrática». Eso es lo que quieren destruir sus enemigos, no se trata de derribarlo a él. Por oposición, la oposición —valga la redundancia— queda descrita como una suerte de Eje del Mal. Sólo un malvado puede desear que no prosperen esas causas. Aquí, el hombre afrentado está al ataque: devalúa al rival y de paso se eleva a sí mismo.

«Esta lucha comenzó hace años». Aquí es, sin duda, donde Pedro Sánchez se sabe fuerte: en su leyenda de outsider que contra todos los obstáculos y con su sola determinación logró sacar adelante un proyecto de regeneración que desde entonces se ha visto asediado y que no obstante ha cubierto una travesía no exenta de éxitos, y no sólo electorales: también de gestión. En este punto, parece que el autor de la carta va a dar batalla.

Esta lucha comenzó hace años. Primero, con la defensa que hicimos de la autonomía política de la organización que mejor representa a la España progresista, el Partido Socialista. Pugna que ganamos. Segundo, tras la moción de censura y las sucesivas victorias electorales de 2019, el sostenido intento de deslegitimación del gobierno de coalición progresista al calor del ignominioso grito de ‘que te vote Txapote’. Tampoco pudieron quebramos.

«El pueblo español votó mayoritariamente por el avance» contra «las baterías mediáticas y demoscópicas conservadoras». Para apuntalar su leyenda, Pedro Sánchez incurre aquí en una nueva inexactitud: muchos españoles, incluidos no pocos de sus votantes, tendrán dudas de que los votos a Junts, EH Bildu o incluso el PNV —partido de Gobierno desde hace décadas y de ideología más bien conservadora— representen exactamente eso a lo que alude, y en ellos se asienta su presente mayoría.

El último episodio fueron las elecciones generales del 23 de julio de 2023. El pueblo español votó mayoritariamente por el avance, permitiendo la reedición de un gobierno de coalición progresista, en contra del gobieno de coalición del Sr. Feijóo y el Sr. Abascal que auguraban las baterías mediáticas y demoscópicas conservadoras.

La democracia habló, pero la derecha y la ultraderecha, nuevamente, no aceptaron el resultado electoral. Fueron conscientes de que con el ataque político no seria suficiente y ahora han traspasado la linea del respeto a la vida familiar de un presidente del Gobierno y el ataque a su vida personal.

«Han traspasado la línea del respeto a la vida familiar». El primer llamamiento al corazón del lector. Por ruin y miserable que fuera lo anterior, lo que hay aquí es un salto cualitativo: el ataque a la intimidad de la persona. Se abre así la recta final del mensaje, donde viene la verdadera artillería emocional, en la que descansa su fuerza, sea cual sea el desenlace de este episodio.

«La máquina del fango». Siempre ayuda una buena imagen, aunque sea prestada, o más aún si el que la presta es una firma de prestigio —Umberto Eco—, a la que no se deja de invocar. Tras describir el camino de abyección seguido por sus enemigos hasta la etapa final, quedan gráficamente embadurnados. Vuelve a pensar el lector que la actitud del que escribe es aguerrida.

Sin ningún rubor, el Sr. Feijoo y el Sr. Abascal, y los intereses que a ellos les mueven, han puesto en marcha lo que el gran escritor italiano, Umberto Eco, llamó «la máquina del fango». Esto es, tratar de deshumanizar y deslegitimar al adversario político a través de denuncias tan escandalosas como falsas.

Esta es mi lectura de la situación que vive nuestro querido país: una coalición de intereses derechistas y ultraderechistas que no toleran la realidad de España, que no aceptan el veredicto de las urnas, y que están dispuestos a esparcir fango con tal de: primero, tapar sus palmarios escándalos de corrupción y su inacción ante los mismos; segundo, esconder su total ausencia de proyecto político más allá del insulto y la desinformación; y tercero, valerse de todos los medios a su alcance para destruir personal y políticamente al adversario político. Se trata de una coalición de intereses derechistas y ultraderechistas que se extiende a lo largo y ancho de las principales democracias occidentales, y a las que, le garantizo, responderé siempre desde la razón, la verdad y la educación.

«Responderé siempre desde la razón, la verdad y la educación». Tras desarrollar la idea anterior de la máquina de fango, que para redondear el descrédito basa en el afán destructivo, la corrupción y la falta de proyecto de sus contrincantes, formula una declaración de intenciones y estilo que es, y lo sabe, otro de sus puntos fuertes. Como todos los políticos, Pedro Sánchez ha incurrido en algún exceso verbal, hasta se ha podido deslizar por la pendiente de la calumnia, pero nunca con la intemperancia de sus rivales. El caballero solitario, piensa el lector, va a batirse, sí, pero siempre dentro de las nobles leyes de la caballería.

«¿Merece la pena todo esto? Sinceramente, no lo sé». Y de pronto, la bomba. El caballero duda, el paladín se va a pensar si abandona la lid ante los contrincantes deshonestos y los sucios encantadores. Quienes crean en él se sentirán conmovidos, por lo inesperado del viraje. Quienes lo tienen por impostor verán aquí el colmo de su doblez, su falta absoluta de escrúpulos.

Llegados a este punto, la pregunta que legítimamente me hago es ¿merece la pena todo esto? Sinceramente, no lo sé. Este ataque no tiene precedentes, es tan grave y tan burdo que necesito parar y reflexionar con mi esposa. Muchas veces se nos olvida que tras los políticos hay personas. Y yo, no me causa rubor decirlo, soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer que vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen día sí y día también.

«Soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer que vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen». Y aquí, el directo al corazón y a las tripas. Al corazón de los afines, a las tripas de quienes lo odian, y que despreciarán como teatral la declaración de amor a la legítima. No ayuda mucho —casi nunca lo hace— el adverbio acabado en -mente que se antepone a la palabra clave: «enamorado». Pero hasta esta aparente torpeza sirve para subrayar la franqueza del sentimiento ante quienes se lo vayan a comprar. Resulta que esto era una carta de amor, de amor afligido por la incapacidad de proteger a la amada.

«Necesito parar y reflexionar». Bomba sobre bomba. ¿Será posible que el autor del Manual de resistencia, el tahúr aferrado a la silla y al Falcon que tantos ven en él, se esté pensando apearse del caballo por amor? Se verá al cabo del plazo, pero el efecto es sensacional. Aniquila todo lo demás. Causan irrisión esas comisiones parlamentarias, esos intentos denodados de un Pere Aragonés por parecer líder de la nación catalana o de Carles Puigdemont por regresar cual Napoleón de la isla de Elba. Los ha reducido a la nada. Y en vísperas de elecciones catalanas. Es un maestro, dirán algunos. ¿O será que la jugada le sale sin querer, porque de veras siente lo que siente, y como dice el Tao es en el no querer donde está el camino para ganar el mundo?

Necesito parar y reflexionar. Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política. Si debo continuar al frente del Gobierno o renunciar a este alto honor. A pesar de la caricatura que la derecha y la ultraderecha política y mediática han tratado de hacer de mí, nunca he tenido apego al cargo. Sí lo tengo al deber, al compromiso político y al servicio público.Yo no paso por los cargos, hago valer la legitimidad de esas altas responsabilidades para transformar y hacer avanzar al país que quiero.

«Yo no paso por los cargos». Prodigio de síntesis. Ahora vais a saber, de verdad y de golpe, quién soy yo. Aquí traza la raya. Aquí se pone muy difícil decir el lunes 29 que sigue sin más.

Todo ello me lleva a decirle que seguiré trabajando, pero que cancelaré mi agenda pública unos días para poder reflexionar y decidir qué camino tomar. El próximo lunes, 29 de abril, compareceré ante los medios de comunicación y daré a conocer mi decisión. Gracias por su tiempo. Atentamente, Pedro Sánchez.»

«Decidir qué camino tomar». Al final el hombre es el camino y el camino el hombre, y lo demás, bien mirado, desde fuera del mundanal ruido, resulta secundario. Y Pedro Sánchez es joven, y es el primer inquilino de La Moncloa que habla fluidamente francés e inglés. También es un presidente que no puede sacar adelante unos presupuestos y que tras las elecciones catalanas es muy probable que pueda todavía menos aprobarlos.

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