EE UU culpa a China de alimentar la guerra por suministrar componentes militares a Rusia

EE UU culpa a China de alimentar la guerra por suministrar componentes militares a Rusia

TikTok, fentanilo, Taiwán, Gaza, Irán, Ucrania… La segunda visita del secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, a China esta semana tenía una amplia agenda de temas que preocupan a ambos países y al mundo, pero fue el comercio de componentes militares con Rusia lo que acaparó este viernes su atención.

Blinken cree que sin la ayuda que proporciona Pekín, «a Moscú le costaría sostener su asalto a Ucrania», según dijo en conferencia de prensa. Se lo ponía fácil al gigante asiático para acusarle de «hipocresía», como dijo un portavoz de la cancillería china, al realizar esta acusación apenas dos días después de que el presidente Biden firmase la ley que proporciona más de 60.000 millones de dólares en ayuda militar a Kiev. Según el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, esa partida de armas y municiones se puso en movimiento «en cuestión de horas».

Washington dice hablar también en nombre de sus aliados europeos, que, según contó Blinken, le transmitieron su inquietud a principios de mes durante las reuniones de la OTAN y apenas la semana pasada durante la del G7. «Siempre oigo el mismo mensaje: alimentar la base industrial de la defensa rusa no sólo es una amenaza para la seguridad de Ucrania, también es una amenaza para la seguridad europea», compartió. «Pekín no puede conseguir mejorar las relaciones europeas, como busca, si a la vez está apoyando la mayor amenaza a la seguridad de Europa desde el final de la Guerra Fría. Así se lo he dicho».

Blinken, que calificó las conversaciones de «directas, cándidas y constructivas», se reunió con el presidente, Xi Jinping, además de con su homólogo, Wang Yi, y el titular de Seguridad Pública, Wang Xiaohong. A su entender, no es lo mismo proporcionar armas a Ucrania para defenderse que ser el principal proveedor de componentes críticos para la fabricación de municiones, cohetes, tanques y otras armas militares con herramientas, microelectrónica y nitrocelulosa. Con ello Moscú estaría modernizando y poniendo a punto su defensa industrial, que puede utilizar para invadir cualquier país.

Washington también quiere convencer a China de que utilice su influencia para frenar a Irán en Oriente Medio. Su intención es conseguir que China se convierta en actor facilitador de la paz global, de acuerdo a los intereses geopolíticos de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, mediante la política de ‘palos y zanahorias’. Si no enfrenta el problema de la venta de componentes a Rusia, «lo haremos nosotros», amenazó. Preguntado más tarde sobre los detalles de esa amenaza, el secretario de Estado no quiso ser específico, pero recordó que su Gobierno ya ha aplicado sanciones a cientos de entidades. «Y hay otras medidas para las que estamos totalmente listos», dijo.

La sobreproducción china es otra de las cosas que le preocupa. Pekín es responsable de un tercio de la producción global, pero sólo representa la décima parte de la demanda, «y está claro que eso encaja mal», advirtió. Esa producción está altamente subsidiada y apoyada, de manera que permite vender esos productos a precios más bajos de lo que se pueden fabricar en países occidentales, lo que deja a la industria local fuera de juego. «No se trata de frenar el comercio o la inversión, sino de proceder de una manera justa para que no tenga esos efectos desleales», aclaró Blinken.

Campaña electoral

Entre los temas delicados estaba también la posible injerencia china en la campaña electoral estadounidense a través de las redes sociales, que la inteligencia norteamericana dice haber detectado ya, aunque el secretario de Estado asegura que el veto a la aplicación de TikTok no salió en la conversación. Al gigante asiático lo que le preocupa más son los avances de EE UU en Asia para defender a países como Taiwán o Filipinas, donde Blinken reiteró su compromiso «de hierro».

Temas incómodos de hablar públicamente en casa del país anfitrión, dulcificados por los progresos en acciones pactadas durante el último encuentro entre Biden y Xi en San Francisco a final del año pasado. Cumpliendo con su palabra, China ha tomado medidas contra las compañías que producen precursores del fentanilo y otras drogas sintéticas, además de proporcionar información a las agencias internacionales para que intercepten esta droga y ayudar a los gobiernos a cerrar las lagunas financieras que permiten a los traficantes lavar ingresos.

También se han abierto conversaciones militares a múltiples niveles, que incluyeron la semana pasada la primera videoconferencia entre el secretario de Defensa, Lloyd Austin, y su contraparte china, Dog Dun. El objetivo es asegurar las interacciones de ambos países, definiendo «líneas de comunicación críticas para evitar fallos de cálculo». La inteligencia artificial asimismo ha estado sobre la mesa, con el acuerdo de celebrar en las próximas semanas las primeras conversaciones entre ambos países y las salvaguardas que se pueden poner para manejarlas mejor.

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