Susan Sontag, un mito en la historia cultural de las mujeres

Susan Sontag, un mito en la historia cultural de las mujeres

Sábado, 27 de abril 2024, 07:39

Cristina Guirao Mirón


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Cristina Guirao Mirón

(Murcia, 1964). Feminista, filósofa, ensayista, escritora de viajes y gran amante de los libros. Es licenciada en Filosofía Pura por la Universidad de Murcia y doctora en Sociología (Universidad de Alicante). Directora de los cursos de Especialista en Gestión Cultural y Economía de la Cultura (2016 y 2017) y directora del I Máster en Gestión Cultural de la UMU. Coordina el Seminario de Pensamiento y Cultura del Vicerrectorado de Cultura y Comunicación de la UMU. Es autora de ‘Viajes a contrapelo’ (Newcastle, 2022) y en LA VERDAD publicó en 2023 la serie ‘Lugares nómadas’.

Mar Sáez


Fotografías

Mar Sáez

(Lo Pagán, San Pedro del Pinatar, 1983). Artista multidisciplinar que trabaja con fotografía, texto, vídeo y sonido. Es licenciada en Psicología y Comunicación Audiovisual por la Universidad de Valencia. Su obra se ha mostrado en la Academia de España en Roma (becada en 2021), The Gabarron Foundation de Nueva York, London Art Fair y F22 Foto Space de Hong Kong, entre otros. Ha publicado dos fotolibros: ‘Vera y Victoria’ (2016) y ‘Gabriel’ (2018) con la editorial francesa André Frère Éditions. Su obra está presente en museos y colecciones privadas en Europa, Asia y Estados Unidos. Como artista está representada por la galería Daniel Cuevas en Madrid y Fifty Dots en Barcelona. Este 2024 presidirá, además, el jurado del concurso de artes Rendibú de LA VERDAD en el apartado de fotografía.

María Herrera Giménez


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María Herrera Giménez

(Murcia, 1976). Psiquiatra y psicoanalista del Centro mental de San Andrés (Murcia), María Herrera realizó su tesis doctoral en la Universidad de Murcia sobre ‘Psiquiatría y cine en España entre 1939 y el año 2000’, dirigida por Pedro Marset y Joaquín Cánovas. Trabaja en el sistema público de salud en la Región de Murcia para mejorar la calidad de vida y la autoestima de personas con depresión, trastornos afectivos, esquizofrenia y otras psicosis. En Ababol ha analizado la psique de otros personajes célebres como Andy Warhol y James Joyce, y ya trabaja en un número dedicado a la japonesa Yayoi Kusama.

Por Cristina Guirao Mirón

Todo sobre la fotografía: ¿Qué sería de las imágenes si la realidad desapareciese?

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Cuentan las biografías de Susan Sontag que le gustaba empezar a escribir transgrediendo antes una norma. Este acto era para ella un tic de comienzo, una rutina. Me arriesgo a afirmar que Susan Sontag pertenece al nutrido grupo de escritoras desterritorializadas del canon que piensan y crean desde la transgresión. Nada extraño en la historia cultural de las mujeres, que han tenido que construir su carrera profesional derribando normas y estereotipos sociales para poder progresar en el campo artístico y cultural. En Sontag la transgresión no sólo le permitió cuestionar y desestabilizar el canon, acabó siendo el lugar desde el que tomar posiciones para ampliar los márgenes de aquello que se entiende por estética, crítica, arte, fotografía, cultura e incluso por enfermedad.

Pienso en cómo la joven Sontag de los años 60 toma posiciones valientes frente a la academia cuando escribe ‘Contra la interpretación’ y se enfrenta al paradigma hegemónico: la hermenéutica como modelo de interpretación cultural, según el cual la misión del crítico es percibir en una obra de arte o en un texto la mayor cantidad posible de significado y contenido. Frente a este argumento, Sontag propondrá poner más atención en la forma para mostrar el cómo es y no sólo qué significa. Tiene entonces 31 años y es una joven recién licenciada que se atreve a proponer una lectura de los textos epidérmica, centrada en el significante más que en el significado y un análisis de las obras de arte desde las superficies y las formas de los objetos producidos. Transitar por las superficies, dejarse fascinar por las verdades ocultas en ellas. Las preguntas ¿qué quiere decir?, ¿qué significa? ¿cuál es el sentido?… ya no son suficientes.

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Esa misma Sontag, iconoclasta, la volvemos a encontrar una década después, en su libro: ‘Sobre la fotografía’. Se trata de seis ensayos publicados en 1973 y un epílogo final que es una breve antología de citas en homenaje a Walter Benjamin, su maestro. En la breve introducción declarará que todo empezó por una preocupación por los problemas estéticos y morales que plantean la omnipresencia de las imágenes. Esta preocupación le irá creciendo a lo largo del libro, en él irá disparando argumentos en todas direcciones como ráfagas y fogonazos sacudiendo la estructura del texto. Argumentos sobre cómo las imágenes se han convertido en un lenguaje que usamos para comunicarnos: «las fotografías son una gramática y sobre todo una ética de la visión»; sobre cómo el acto de fotografiar está mediatizando nuestra experiencia de la realidad hasta el punto de sustituirla: Pero el argumento fundamental lo da en el primer capítulo titulado ‘En la caverna de Platón’. Se trata de un diagnóstico acertadísimo sobre nuestro propio tiempo: «la humanidad persiste irremediablemente en la caverna platónica, aún deleitada, por costumbre ancestral con meras imágenes de la verdad». Ahí seguimos, veinticinco siglos después encadenados en la caverna platónica pensando que las imágenes que vemos son la verdadera realidad, y no nos hemos movido ni un milímetro de esta condición humana, al contrario, hemos acabado reduciendo la realidad a su sola imagen. El inventario de realidad que son las imágenes ha acabado por eclipsar la propia experiencia de eso que llamamos lo real. Hoy hemos reducido el mundo a la posibilidad de fotografiarlo. La última frase de este primer capítulo, concluye de nuevo con un argumento brillante que revela que la capacidad de Sontag para analizar y escanear el propio tiempo tiene el valor de pronóstico: «todo existe para ser fotografiado».

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Sontag fue una interprete cultural lúcida. Reveladora de signos sociales y culturales, anárquica y rizomática, en el sentido deleuziano, en la forma de presentar sus argumentos. Sinceramente creo que así debe ser toda crítica cultural: incomoda, contradictoria, transgresora y libre. Sorprendentemente, Sontag nunca se adhirió a la causa feminista, a pesar de que en los años 70 estaba en pleno apogeo la segunda ola del feminismo en EE. UU., de la que ella se mantuvo distante. Su poco activismo en el movimiento feminista ha sido un tema controvertido. El único texto en el que se ocupó expresamente de cuestiones relacionadas con las mujeres y el feminismo, ‘El tercer mundo de las mujeres’, fue un encargo para una revista española, ‘Libre’, editada en París y traducida por Juan Goytisolo. Este año la editorial Random House en su colección En Debate ha editado una recopilación de textos de Sontag, ‘De las mujeres’, que lo incluye.

Es sorprendente lo poco que ha envejecido ‘Sobre la fotografía’ pues, más allá del acto de fotografiar, el análisis de Sontag sobre la fotografía se ha convertido en un libro referencial precisamente para entender el poder de las imágenes y los cambios que un aparato tan sencillo ha llegado a hacer en nuestras sociedades. En este sentido es un libro brillante. Creo que la mejor frase para interpretar nuestro tiempo sigue siendoy más en este mundo de redes sociales y capital visual.

Reinterpretando a Sontag desde la perspectiva actual y llevando esta cuestión hasta el paroxismo, creo que la pregunta más adecuada hoy debería ser: ¿qué sería de las imágenes si la realidad desapareciese?

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Por María Herrera Giménez

La última estrella intelectual

Susan Sontag (Nueva York, 1933-2004) fue una prolífica escritora, directora de cine, guionista y profesora. Su padre se dedicó al comercio de pieles en China; allí fallece por tuberculosis cuando Susan tiene 5 años. A los 6 años leía a Thomas Mann e insistía en publicar su primer libro. Se graduó en el instituto con 15 años. Desde la infancia el arte será un paliativo indispensable ante el dolor. Lo políticamente correcto no le interesa y eso le vale la admiración y el reconocimiento por hacer del pensar algo excitante. Realiza sus estudios en varias universidades: Berkeley, Oxford, Chicago, Harvard y París, en las que también ejerció como docente. Con 17 años, durante su estancia en Chicago, contrae matrimonio con Philip Rieff tras un noviazgo de 10 días; duró 8 años, con un hijo en común, David Rieff, quien sería editor de su madre.

Tuvo múltiples relaciones, siendo las mas destacadas con Harriet Sohmers y María Irene Fornés, dramaturga cubana. Los últimos años de su vida mantuvo una larga relación con la fotógrafa Annie Leibovitz, quien publicará un libro de fotografía sobre ella.

Con 40 años, estaba en China; …

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