Podcast | La familia que acogió 15 hijos: ayudar a otros y cumplir un sueño

Podcast | La familia que acogió 15 hijos: ayudar a otros y cumplir un sueño

Transcripción


T.5 | Episodio 6

Uno más uno son dieciocho

FUERA DEL RADAR | UNO MÁS UNO SON DIECIOCHO

LUIGI GÓMEZ: ¿Qué tal? Bienvenidos y bienvenidas a nuestras historias.

LG: Hay quien dice que el instinto maternal es pura biología, la llamada de la selva. Otros lo atribuyen a la presión social. Venga de donde venga, Dolores lo experimentaba en sus carnes de una manera salvaje.

DOLORES: Toda mi vida. No había niño en la calle que yo no mirara, era una pasión. Los bebés, cualquier niño…

LG: Ser madre. Una misión de vida, una meta.

D: Yo me plantee ser madre incluso soltera pero en aquel momento apareció mi marido y los dos queríamos lo mismo, tener hijos, tener muchos hijos.

LG: Una gran familia en la que unos van cuidando de otros, en la que unos se hacen mayores mientras otros llegan al mundo.

D: Me costó mucho. Me costó mucho quedarme embarazada. Al final lo conseguimos y fue un embarazo muy complicado.

LG: Aunque, en ocasiones, las cosas no salen como uno las ha planeado…

D: Fue un embarazo de trillizos, en el cual se perdió uno en el segundo mes y a partir de ahí ya vino la hecatombe.

LG: En ocasiones, un embarazo puede ser una cumbre muy difícil de escalar. Los embarazos no siempre duran 9 meses.

D: Yo tuve que estar ingresada porque tuve un fallo multiorgánico desde el segundo mes de embarazo y a mis hijos los tuvieron que sacar con 29 semanas y cinco días, lo cual llevó a tener a los bebés durante un periodo de tiempo bastante largo en la incubadora.

LG: Una lucha por la vida. No solo los bebés tuvieron que pelear.

D: Le dije a mi marido yo creo que de aquí no salgo. Y le propuse casarse con una novia que él tenía, que es amiga mía. Ella se había quedado viuda y tenía un bebé de nueve meses. Entonces yo le dije: «Sé que ella los va a cuidar y los va a querer como yo», pero claro, no nos cabía en la cabeza, yo con lo que había llegado a estar ahí, dejar a mis hijos sin madre.

LG: Y pese a las dificultades, hubo una hija más. Una tercera.

D: Una locura. Pero una tercera tampoco fue bien, pero está ahí también. Fenomenal.

LG: Para Dolores… aquella llamada… la necesidad de crear una gran familia superaba en mucho al miedo a los posibles riesgos…

D: Mínimo queríamos cinco hijos. Era nuestro número ideal.

LG: Un sueño que transmitieron a sus hijos… Un sueño que les llevó a conocer algo nuevo de sí mismos… algo que no conocían…

MERCEDES LEAL: Para nosotros son un tesoro. Es verdad que hay un componente solidario y altruista que tiene un inmenso valor.

LG: Su propia generosidad…

ML: Y siempre, siempre, les estamos dando las gracias por ese trabajo. Un trabajo muy importante, muy cercano al niño, de muchísima disponibilidad y de muchísima generosidad.

LG: Acoger además niños provenientes de familias con dificultades… Ayudar a otros a la vez que cumples tu sueño de formar una gran familia

D: Niños que por su circunstancia sus papás no están capacitados para cuidarlos. Niños que sus familias no tienen recursos económicos para tirar adelante con ellos.

LG: Esta es una historia sobre un altruismo que no conoce límites

D: Se lucha mucho para que todos los niños vuelvan con sus familias biológicas, y los niños que se entregan en adopción es porque no hay ninguna fórmula más para poderlos solucionar y necesitan una vida.

LG: Sobre cómo los cuidados y el amor desde la cuna no solamente se dan a las personas con las que uno comparte la sangre.

D: En mi caso, yo entre los tres biológicos y los 15 que he tenido he criado 18 hijos.

CABECERA – FUERA DEL RADAR. EN ESTE EPISODIO: UNO MÁS UNO SON DIECIOCHO

SONIDO AMBIENTE FAMILIAR/NIÑOS

D: Este es el primero, éste es el segundo, el tercero es esta chica tan guapa, la cuarta, el quinto, el sexto…

AMBIENTE SE TRANSFORMA EN SONIDO DE GUERRA Y BOMBAS LEJANAS

LG: Por la casa de Dolores y Jesús, en Zafra, Extremadura, han pasado, solo desde 2012, 15 niños en acogida. Pero la historia de esta decoradora y este médico, este relato de familias ampliadas… de familias con códigos distintos a los convencionales, comenzó mucho antes… Hace ya más de 85 años…

D: Yo sí que veía señores que en verano venían a ver a mi abuela. Estamos hablando de que yo era una niña de nueve o diez años.

LG: Hubo un germen, una vivencia pasada, familiar, un primer contacto con el concepto de acogida. Un recuerdo borroso pero que estaba ahí.

D: Ella me contó que cuando la Guerra Civil había niños que vivían en su casa porque en Madrid no podían estar. Entonces ella los acogió y los tuvo durante un tiempo en su casa. A mí aquello me sonó, no sé, a un cuento o algo.

LG: Y a veces… la historia se repite…

D: Yo siempre he estado cuidando niños, también. Me refiero, niños de vecinos…

LG: Dolores revivió, de alguna forma, ese abrazo que su abuela le dio a esos niños desconocidos que necesitaban cobijo durante la contienda. Y que luego, más mayores, volvían a agradecérselo en su casa de Valencia.

D: Me dediqué A estar estudiando y estar cuidando niños. Siempre han estado en torno nuestro. Siempre.

LG: Esa experiencia se quedó grabada en su retina. Aquel recuerdo, aquella sensación le acompañaría toda su vida.

LG: Sigue contando esta historia la periodista Cristina Núñez…

SONIDO TV

CRISTINA NÚÑEZ: Todo empezó un día cualquiera. Dolores estaba haciendo algo tan normal como ver la televisión.

D: Un llamamiento para una familia de acogida, para un niño con síndrome de Down. Entonces yo ya le dije a mi marido: «Yo voy a llamar, yo necesito hacer algo».

CN: Y sin avisar, un revoloteo de mariposas apareció de golpe en su estómago…

D: Y a partir de ahí ya empezó el periplo de empezar a buscar teléfonos, porque en aquel momento no había tanta publicidad o yo no sabía dónde buscarlo.

CN: Querer es poder, pero para poder convertirse en familia de acogida todavía tendrían que pasar años, muchos cursos y un laberinto de trámites…

D: Tienen que hacer todo tipo de entrevistas. Vienen a tu casa, tú vas allí, entrevistan a tus hijos, ven tu casa más o menos cómo está…

CN: Se buscan entonces hogares donde los niños puedan vivir durante un periodo que puede ser de meses o de años. En Extremadura, la comunidad en la que residen Dolores y Jesús, hay 174 familias acogedoras. Todas tienen que probar que son capaces.

D: Tienes que presentar un montón de documentación, que lo entiendo. Certificados médicos, penales, sexuales, todo lo que corresponde para lo que es la seguridad del niño que va a entrar en tu casa. Y ver que estás medianamente con tu cabeza amueblada para saber despedir, porque si no, es imposible.

CN: Dicen que los niños llegan sin manual de instrucciones, pero para la acogida es todo lo contrario.

D: Hemos hecho una formación en la cual te preparan ellos y te explican todo lo que hay. Nosotros por circunstancias hemos hecho tres formaciones.

CN: Existen diferentes tipos de fórmulas de acogida. Hay acogimiento de urgencia, temporal y permanente. Por la casa de Dolores y Jesús han pasado 15 niños en acogida. Pero siempre hay una primera vez, y la primera llamada no se olvida.

SONIDO DE TELÉFONO

D: Suena el teléfono y fue espectacular, suena el teléfono y yo quería morirme de alegría.

CN: Dos años de espera y la llamada coincide con un momento difícil para la familia.

D: Porque nosotros tuvimos por desgracia una temporada de muchas defunciones. Murió mi suegra, murió mi madre, murió mi suegro y murió mi padre y todos así, pam, pam, pam, pam, uno por año. Entonces, al enfermar mi suegro Jesús decía: «¿Cómo vamos a cuidar un bebé con los tres que tenemos si tenemos que ir prácticamente todos los fines de semana a Salamanca, a echar a correr?

CN: Había que tomar una decisión

D: La Junta cuando me llamó me dijo: «Habla con tu marido, piénsatelo, tal». Y bueno, yo hablé con Jesús y yo lloré lo que no está escrito. Dije toda mi vida esperando esto y ahora llega este momento y ya dije: «Pues me relajo, es verdad, que cómo vamos a tener un bebé con el problema».

CN: Las familias suelen afrontar juntas las dificultades. Y eso hicieron Dolores y Jesús.

D: Ya tenía que llamar a la Junta cuando mi marido me dijo: «Mira Dolores, adelante. Es algo que llevamos mucho tiempo esperando. Donde vamos con tres vamos con cuatro y el bebé que venga a casa».

CN: Un giro de guion… Una decisión que lo cambia todo. La definición de felicidad era en ese momento la casa de Dolores y Jesús. Una fecha para no olvidar.

D: Bueno, yo, fue el día más feliz de mi vida. Automáticamente ya llamamos y a partir de ahí ya empezamos un 5 de noviembre, lo recordaré toda mi vida.

CN: Llegó un 11 de noviembre. Y todos como en una nube.

D: Nos dio la alegría a todo el mundo. A todo el mundo. Sí, lo disfrutamos como no está escrito, él viajó lo que no está escrito, como dicen a veces los técnicos: «Tus niños deberían llevar un cuentakilómetros porque le dan la vuelta a España sin pensarlo», y muy bien, muy felices.

CN: Este primer niño, al que fueron a recoger al hospital, llegó en acogida de emergencia lo que implica darle cobijo durante unos meses… hasta que la Junta tomó una decisión sobre su futuro.

D: Estuvo seis meses con nosotros y llegó el momento de la despedida, claro era el primero. ¿Cómo les explicas a tus hijos que se va?, se tiene que ir, yo ya lo sabía, pero claro tú nunca piensas que va a ser tan pronto, y al final se tuvo que ir.

CN: Sus hijos biológicos tenían entonces 9 y 11 años. Les tocaba aprender a decir adiós al que durante unos meses había sido su hermano.

D: Lo único que ellos pidieron era despedirse de su hermano porque querían ver la cara de la persona con la cual se iba su hermano y este bebé se fue con su mamá. Y entonces las técnicos le pidieron permiso a su mamá y la mamá lo concedió.

CN: Los adioses no son fáciles… y éste mucho menos.

D: Ahí lloró hasta el guarda de seguridad, lloramos todo el mundo porque es muy duro decirle adiós, pero poniéndole cara a la persona da más tranquilidad.

CN: Marina, que ya tiene 23 años, fue protagonista de ese momento, de esa primera despedida, a la que siguieron muchas.

MARINA: Es doloroso porque quieras o no te habituas a tenerlo en casa, pero ves esa felicidad de esa madre, ves el cariño, el agradecimiento, no se puede explicar, no se puede explicar, es maravilloso.

CN: El corazón de esta familia se enfrentaba al trámite del adiós, pero algo, o mejor dicho, alguien, les esperaba a la vuelta de la esquina.

D: Las técnicos me propusieron que había un bebé que iba a salir del hospital y que necesitaba una familia y que si nosotros tendríamos fuerza suficiente, y nosotros, yo en concreto, le dije que sí.

CN: Volvieron a casa con otro bebé. La opinión de los tres hijos biológicos de Dolores y Jesús contaba mucho.

D: ¿Y qué os parecería si os dijera que el bebé está llegando?» Bueno, ya se volvieron locos. Echaron a correr todos hacia la territorial y aquello fue espectacular. Fue un poco más duro cuando llegamos a casa porque lo tenían en brazos, lo querían muchísimo y lo besaban mucho. Pero decían: ¿Podremos llegar a quererlo igual que al primero?.

CN: La familia había incorporado ya a su rutina que los bebés se quedaran con ellos un breve periodo de tiempo. El mecanismo parecía estar muy engrasado. Después del primer niño llegó el segundo, el tercero… Aunque algo cambiaría el guion.

D: Ahí si que nos llamaron un día y nosotros nunca jamás pensamos haber tenido más hijos. Tener más hijos. Serían niños de urgencias, bebés que eran los que nos necesitaban más y que era lo que nosotros podíamos manejar mejor.

CN: El teléfono volvió a sonar.

D: Pero llegado el momento en el que nos llamaron no lo dudamos ninguno de los cinco.

CN: Se trataba de una acogida permanente, una medida que se toma cuando ya se sabe que el retorno va a ser difícil y por eso se busca una familia más estable para ellos. A Dolores y Jesús les plantearon acoger a dos hermanos.

D: Entonces se nos planteó en un principio unas visitas porque ellos estaban en un centro. A partir de ahí empezamos a sacarlos a dar una vuelta por Badajoz y hasta el día de hoy. No nos hemos separado ni un momento.

CN: Los dos hermanos llevan ya siete años con ellos, son dos más de la familia. Cinco. El número deseado.

D: Y el destino pues nos los trajo, tenemos cinco hijos.

CN: De dónde venimos, quiénes somos. La pregunta es un clásico, anida en todos. Queremos saber por qué tenemos este color de ojos, la estatura, de donde viene este carácter. Aquí no hay genética, pero sí apego.

D: Son mis hijos. Pero ellos tienen claro que tienen una mamá y un papá. Sí, se les explicó desde el primer momento. Si tú le explicas a un niño, desde el momento cero, cuando ellos te preguntan lo que hay con sus palabras, ellos lo van a entender y no van a tener ningún problema.

CN: No hay dudas…

D: Saben perfectamente quiénes son, de dónde vienen y quienes son sus padres biológicos y quiénes son sus padres de acogida, lo tienen muy claro.

CN: Dolores no entiende de diferencias. Todos son sus hijos… y tiene muy claro su papel.

D: Madre, norma, cariño, disciplina, una línea, ellos necesitan una línea para estar bien.

CN: Sin faltar amor y mimos.

D: Mucho abrazo. Yo lo recomiendo a todas las madres. Mucho abrazo y mucho beso, muchísimo.

LUIGI GÓMEZ: Dolores, que ya tiene 57 años, ha prolongado hasta el infinito las noches en vela por tener un bebé tras otro.

D: Yo me río mucho porque cuando ves a estas madres jóvenes que se quejan digo: «Pues yo llevo diez años sin dormir. Y no me considero que haya envejecido mucho» Isabel Preysler decía que parir rejuvenece y criar envejece, digo: «Pues yo no me veo con 300 años…»

LG: Volvemos después de la pausa

PAUSA

LUIGI GÓMEZ: En España hay actualmente más de 18.000 niños en acogimiento familiar. Esta fórmula se adopta cuando los menores cuentan con una familia biológica que no puede hacerse cargo de ellos. La solidaridad inspira a las familias que acogen niños que necesitan un nuevo hogar por distintos motivos.

MERCEDES LEAL: No forma parte del repertorio, del escenario de la vida de un niño el querer pasar a una familia alternativa y ajena y que no conoce.

LG: Ella es Mercedes Leal, es trabajadora social de la Junta de Extremadura y gestiona las acogidas.

ML: Eso requiere un proceso de preparación que nosotros lo construimos a través de los libros de vida. Es muy importante el estar cerca del niño, el estar muy atento a esas necesidades y hablarle de otras posibilidades alternativas.

LG: El arraigo y la pertenencia a una familia nos marca como personas, pero ¿qué sucede cuando una persona tiene dos familias?

ML: El conflicto de lealtad, que es un sentimiento natural de la persona, donde él o ella a quien más conocen es a sus padres, entonces piensan que su familia se va a sentir muy mal y ellos generan también un sentimiento de culpabilidad. Eso es un trabajo educacional que todos tenemos que hacer.

LG: El formato de la acogida siempre deja la puerta abierta a que los niños regresen con sus familias .

ML: Sí con los padres estamos trabajando un proceso de tratamiento, por ejemplo, de deshabituación de las drogas, ello requiere un plazo de tiempo largo, como puede ser un año y pico como mínimo. Entonces, para este tipo de situaciones es cuando nos planteamos el acogimiento temporal.

LG: Sigue contando la historia Cristina Núñez

CRISTINA NÚÑEZ: Dolores no quiere ser tomada por una santa. Ni siquiera por generosa.

DOLORES: Es que es otra manera de vivir, que te gusten los niños. Yo no me considero más generosa que nadie. A lo mejor soy más egoísta que nadie porque solamente quiero tener niños.

CN: No le gustan las etiquetas

D: Es que buena no soy, buena a lo mejor lo era Teresa de Calcuta. Yo no, pero es verdad. A mí me gusta hacer lo que estoy haciendo, me gusta, sin más.

CN: Horas sin sueño, biberones nocturnos, ser madre más allá de la biología. Multiplicar los recursos…

D: Dos coches, tenemos que viajar en dos coches. Yo estoy pidiéndole a mi marido que nos compremos un furgón grande.

CN: Aún así… las cuentas les salen.

D: Recibimos mucho más. Mucho más. Ellos con esa sonrisa que te dan o cuando vienen malitos y por fin se acabó lo que tienen y tú los ves que remontan y con eso ya estás más que satisfecho.

CN: Dolores, Jesús, su hija Marina, los dos niños en acogimiento permanente y el bebé en temporal. Así se despierta esta casa en Zafra.

D: A las siete ya empieza ya el primer biberón del primer bebé. Bueno, eso si nos hemos acostado porque hay muchas veces que a las siete todavía estamos en pie y ya está… una vida normal.

CN: Vida normal… o casi…

D: ¡Ah, eso sí! lavadoras, muchísimas lavadoras. Se pueden poner cuatro o cinco al día. Pero tampoco, es que no es tanto trabajo, da tiempo a todo»

CN: Dolores se ha adaptado durante 11 años a una forma de ser madre muy diferente. Y el mayor problema no es la crianza, esa crianza particular, sino la despedida.

CN: Decir adiós a los hijos duele, aunque es un proceso natural: El nido vacío. En el caso de Dolores y Jesús ese ciclo se acelera.

D: La ansiedad que tienes es hasta llegar al final, el final es cuando te llamen y te dicen: «Ya se arregló o vuelven con sus papás biológicos o se van en adopción. Por fin esto ya tiene un final feliz».

CN: Ocurre lo mismo con los dos hermanos en acogida permanente.

D: Ellos van a estar conmigo mientras quieran. Cuando cumplan 18 años si quieren seguir estando conmigo son mis hijos y van a estar conmigo cómo están sus hermanos y que si no deciden estar conmigo pues tendremos que aceptarlo, no queda otra.

CN: El paso de los bebés que se quedan durante un periodo de tiempo corto en esta casa de Zafra deja huella. Y ellos se llevan sus recuerdos.

D: Ir preparando la despedida. Claro. Ir preparando sus cosas, su ropa, su maleta, sus fotos, su vídeos… y que él sepa que ha sido una persona muy querida.

CN: Aún así, Dolores hace todo lo que puede para que el contacto con los niños que salen de la casa se mantenga…

D: Sus padres te llaman y te felicitan las navidades y te permiten que tú les felicites en su cumpleaños y de vez en cuando te llaman para que quedemos en algún punto y tomarnos algo o comer. Y es muy bonito. Pero siempre dentro del respeto porque el niño es suyo, no es mío.

CN: Es imprescindible que puedan reconstruir su cartografía vital.

D: A mí que sus padres les cuenten: «Pues mira, es una amiga mía o es una vecina antigua nuestra o es…» Yo no quiero… que ellos digan lo que quieran porque son sus padres, pero que ellos sepan que han sido queridos sí. Y que no les mientan. Que les cuenten la verdad. Desde el momento en que tienen derecho a saber de su vida, su libro de vida.

CN: Y es que al final los motivos que desencadenan una acogida son muy variados.

D: Madres que los entregan voluntariamente porque no pueden. Renuncias. Mamás que, pues que no van a tener ese bebé y son súper valientes de llevar a cabo un embarazo de nueve meses y luego entregarlo en adopción. Los niños que son retirados por malos tratos. Niños que por su circunstancia sus papás no están capacitados para cuidarlos. Niños que sus familias no tienen recursos económicos para tirar adelante con ellos…

CN: La máxima de Dolores… La vida ya es demasiado difícil como para ir juzgando a aquellas madres que tienen que separarse de sus hijos…

D: Es que no estoy en el derecho de juzgar a nadie. Las primeras, si están enfermas, bastante pena tienen ellas de tenerse que separar de sus hijos por estar enfermas.

CN: La crianza masiva en la que se ha sumergido le ha ayudado a relativizar.

D: Hay muchas familias bien con hijos con problemas. Muchísimas. Y todos tenemos hijos y a nuestros hijos les puede pasar cualquier cosa.

LUIGI GÓMEZ: La perseverancia logró que esta familia no haya parado de crecer. Ellos creen, que como como la suya, puede haber muchas más familias capaces de dar un hogar a niños que lo necesitan

D: Yo en aquel momento no sabía ni por dónde empezar, pero se busca. Si alguien quiere ayudar, se puede. Se puede perfectamente. Que sí, que es verdad que hace falta información, mucha, pero el que quiere, puede.

LG: 12 años como padres de acogida y aún hay ganas de seguir.

D: Ojalá no llegara porque sería señal de que no hay ningún problema, que esto se está arreglando, pero que por desgracia sí que hay. Pues aquí estamos, con los brazos abiertos.

LG: Mientras habla, a Dolores le tintinea una pulsera llena de chapas con nombres. Es la metáfora perfecta de ese gran viaje de generosidad que le lleva acompañando todos estos años… y los que quedan…

D: Aquí están todos los niños que van siempre conmigo, tal cual se van, ponemos una medalla. Me regalaron la primera, mis hijos y a partir de ahí empezamos a añadir medallas.

LG: Gracias a Dolores, Marina y Mercedes. Y también, por supuesto, gracias a Cristina Núñez por haber contado esta historia.

LG: Esta ha sido una más de nuestras historias de Fuera del Radar… el podcast de periodismo narrativo que va más allá de la noticia. Soy Luigi Gómez. Gracias por escuchar.

CARLOS GARCÍA FERNÁNDEZ: Fuera del Radar es un podcast narrativo producido por los periodistas de las cabeceras regionales del grupo Vocento. La coordinación general es de Carlos García Fernandez y Luigi Gómez Cerezo, que también han hecho la edición. La producción técnica es de Iñigo Martin Ciordia, el diseño sonoro y la mezcla es de Rodrigo Ortiz de Zárate y la dirección y producción ejecutiva de José Ángel Esteban.

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