Diez años de cárcel por tratar de matar a su exnovia destrozándole la cara con un adoquín en Lorca

Diez años de cárcel por tratar de matar a su exnovia destrozándole la cara con un adoquín en Lorca

Ángel R. tiene una semana para despedirse de la libertad. Este hombre cuenta con siete días para ingresar en la prisión de Córdoba tras reconocer este miércoles ante la Audiencia Provincial de Murcia que en el otoño de 2017 trató de asesinar a su exnovia destrozándole la cara con un adoquín en su casa de Lorca. La sentencia dictada ‘in voce’ por los magistrados de la Sección Tercera selló un acuerdo entre las partes que permitió rebajar la pena inicial que solicitaba la Fiscalía, de quince años, a una condena final de una década de cárcel.

El tribunal le impuso además una orden que le impide acercarse o comunicarse con la víctima durante veinte años y una medida de libertad vigilada, cuyo contenido se detallará en el futuro. La Fiscalía había solicitado el pago de una indemnización a la víctima de algo menos de 160.000 euros, pero la acusación particular, que ejerce el letrado Fermín Guerrero, reclamó que esa cantidad se elevase hasta los 180.000 euros en base a la gravedad de los hechos. El tribunal finalmente aceptó esa petición y reclamó que, dado que el procesado se ha declarado insolvente, sea el Estado el que abone parte de esa cantidad a la afectada.

Con su hijo en la cama

Ángel apenas necesitó de unos monosílabos para reconocer una agresión brutal que conmocionó a la sociedad lorquina. María Ramos, la víctima, entró visiblemente nerviosa a la vista. Rehusó utilizar un biombo para impedir el contacto visual con su exnovio. Apenas pudo articular una frase ante el tribunal antes de quebrarse – «me desperté en una ambulancia»– y que los magistrados llegasen a la conclusión de que, ante el reconocimiento de los hechos por parte del acusado, no tenía sentido hacerla revivir nuevamente aquel lejano 25 de septiembre de 2017.

Entre las 6.21 y las 7.50 horas de aquella madrugada, Ángel abandonó un hotel de Lorca y se trasladó hasta la vivienda de la joven, que se encontraba muy cerca. El procesado sabía que a esa hora la mujer se encontraría sola en la casa con su hijo de cinco años.

Una vez dentro del domicilio, el procesado se dirigió al dormitorio donde la joven dormía con el niño. Aprovechando que dormía le propinó numerosos y reiterados golpes en la cabeza y el rostro con un adoquín hasta que ella quedó inconsciente. Ángel, al creer que había acabado con la vida de su expareja, se cambió de ropa, metiendo la muda en una bolsa de plástico. Más tarde se trasladó en taxi hasta una finca de la localidad almeriense de Pulpí, donde trabajaba y donde ocultó la bolsa de plástico con la ropa manchada de sangre de la víctima. El hijo de María, según relataba la afectada a la salida del juzgado, todavía guarda intensos recuerdos de aquella madrugada pese a su corta edad. «Me pregunta si va a venir el coco».

“Cada vez que me miro al espejo, lo recuerdo”


La víctima, María Ramos.


j. insa/ agm

La víctima, María Ramos, explicó, al final de este juicio, que había aceptado el acuerdo pero le hubiera gustado una condena mayor. «Me parece poca condena para lo que me ha hecho”, recalcó. Aunque han transcurrido casi seis años de aquella brutal agresión, esta mujer tiene aún muy presente la agresión de la que fue víctima. “Es algo que no puedo superar porque cada vez me miro al espejo lo recuerdo», recalcó.

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