«Volveré rejuvenecido», asegura en Papa al iniciar su viaje a Portugal

«Volveré rejuvenecido», asegura en Papa al iniciar su viaje a Portugal

El Papa Francisco aterrizó este miércoles en Lisboa, donde presidirá la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) 2023 que la capital lusa acoge hasta el 6 de agosto. Es el cuadragésimo segundo viaje apostólico de Jorge Mario Bergoglio, que espera volver «rejuvenecido». Será el acontecimiento más multitudinario de la historia de Portugal, que ha movilizado una marea humana, más de un millón de personas, que tomarán parte en los más de 500 eventos programados a lo largo de toda la semana. Al margen de la veintena de actos de la agenda papal, un discreto encuentro con un reducido grupo de víctimas de abusos sexuales en el seno de la Iglesia portuguesa.

El Papa celebrará un encuentro con estudiantes de la Universidad Católica de Lisboa, visitará un barrio popular y viajará hasta el santuario de Fátima, donde Bergoglio rezará con enfermos y presos. El Vaticano anticipó que el pontífice se referirá a la guerra de Ucrania en su oración del jueves y recibirá a una docena de víctimas de abusos sexuales de la Iglesia católica.

Y es que la vista papal se ve empañada por el escándalo de la pedofilia que ha sacudido al clero portugués. Casi 5.000 menores fueron víctimas de los abusos sexuales de miembros de la Iglesia católica lusa desde 1950, según ha desvelado este mismo año una comisión de expertos en un informe que le será entregado al pontífice. El encuentro con las víctimas queda fuera del programa oficial y no se han facilitado detalles de lugar o la hora para proteger la privacidad de los doce participantes.

Francisco aterrizó a las 9,45 de la mañana en la Base Aérea de Figo Maduro, en Lisboa, tras casi tres horas de vuelo desde Roma en un Airbus A320neo de Ita Airways. En el mismo aparato volaron más de setenta informadores de medios internacionales acreditados ante la Santa Sede. Ante ellos afirmó el Papa que volverá «rejuvenecido» de este viaje. «Esta es la cuarta JMJ, sigamos haciendo ruido», dijo a los periodistas el pontífice, que también ha vivido las jornadas juveniles de Cracovia en 2016 y de Panamá en 2019 y que no descarta volver a España en viaje apostólico.

En silla de ruedas, el Pontífice fue recibido a pie de pista por el presidente de la República portuguesa, Marcelo Rebelo de Sousa. El Papa se trasladó luego en automóvil al Palacio Nacional de Belém, residencia oficial del jefe de Estado luso, para la ceremonia oficial de bienvenida. Francisco recibió luego al primer ministro António Costa y al presidente de la Asamblea de la República, Augusto Ernesto dos Santos Silva. El último compromiso del día era la visita al Real Monasterio de los Jerónimos para celebrar un encuentro con el clero local.

El primer encuentro de Bergoglio con los jóvenes tendrá lugar este jueves. Acudirá en la ceremonia de apertura de la 13 edición de la JMJ, confesará a un grupo de jóvenes, presidirá un Via Crucis que abordará los problemas y dificultades de los jóvenes, escuchará las historias de algunos de ellos durante la vigilia en el enorme espacio del parque Tejo y clausurará el evento con una misa en este mismo lugar.

Se calcula que más de un millón de personas de todo el mundo han viajado hasta la capital portuguesa, que cuenta con poco más de medio millón de habitantes. Habrá una alta participación de españoles, que antes del inicio de la jornada sumaban casi el 20% de los 313.000 peregrinos inscritos oficialmente.

La logística es todo un reto para los organizadores y las fuerzas de seguridad portuguesas, que han movilizado casi 16.000 efectivos entre policías y personal de emergencias. La vida de la capital y de varias localidades cercanas se verá alterada durante seis días con cortes de tráfico en las principales arterias y la recuperación de los controles fronterizos.

Intervenciones

El viaje es una prueba de fuego para la salud del pontífice argentino, que con 86 años cumplidos, pasó nueve días hospitalizado tras ser intervenido de una hernia abdominal a principios de junio y que en marzo estuvo otros tres días ingresado por una bronquitis aguda, lo que alimentó todo tipo de especulaciones sobre su estado físico. «Todavía estoy vivo», bromeó Bergoglio en dos ocasiones al abandonar la clínica romana en la que fue tratado. De momento no ha alterado su agenda, que contempla otros viajes internacionales a Mongolia y Francia este verano.

La celebración de la Jornada Mundial de la Juventud ha generado también controversia en el país vecino por el alto coste que deben afrontar el gobierno luso y los municipios de Lisboa, Loures y Oeiras que acogerá los actos más multitudinarios. Se estima en unos 80 millones de euros de fondos públicos a los que se suman otros 80 aportados por Iglesia portuguesa, lo que eleva el gasto total a 160 millones de euros.

La mayor polémica la ha generado el alto coste del gigantesco escenario y altar capaz acoger a 2.000 personas construido en el Parque del Tajo-Trancão, donde se celebrará la misa final, con un coste inicial de cinco millones de euros. Las críticas forzaron una revisión para rebajar el coste y provocaron la intervención del artista Bordalo II, que el pasado jueves desplegó clandestinamente la obra ‘Walk of Shame’ (Paseo de la vergüenza) sobre las escaleras del polémico alta en las que desplegó una alfombra con imágenes de billetes de 500 euros.

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