«No somos menas, somos niños»

«No somos menas, somos niños»

Las narrativas sobre juventud migrante no acompañada en España es, de un tiempo a esta parte, mayoritariamente hostil y afecta a la percepción que los jóvenes tienen sobre su realidad. Un informe elaborado por la fundación porCausa recoge por primera vez las voces de los protagonistas de estas narrativas, jóvenes migrantes no acompañados predominantemente de origen marroquí en nuestro país.

Para ello, la fundación porCausa ha colaborado con la investigadora estadounidense Rachel Pak, estudiante de la Universidad de Harvard, para analizar y reimaginar estas narrativas que hoy día fomentan el odio hacia

Más de un centenar de personas han acudido a la presentación del mencionado informe este miércoles día 22 noviembre, en la que ha participado la investigadora Rachel Pak, la directora de la fundación porCausa, Lucila Rodriguez-Alarcon y tres jóvenes, dos que participaron en las entrevistas, Ismail El Majdoubi y Yassine Isalih, y el joven estudiante de educación social Nico Hedo.

Y es que la percepción que los jóvenes tienen de sí mismos está muy alejada de como se ven representados en las narrativas sobre ellos. Y todo parte del uso desmedido del acrónimo MENA, utilizado para englobar a todos los jóvenes migrantes no acompañados como «delincuentes». «Escuché una conversación entre dos personas en la que alguien decía que había que evitar cruzarse con los menas que están -en España- causando problemas, pidiendo dinero por la calle, robando cosas. Y en ese momento mi percepción de la palabra fue: No quiero ser un mena, porque los mena sólo hacen cosas malas», confiesa uno de los testimonios recogidos.

Así pues, la fundación porCausa ha elaborado este informe -uno de los pocos existentes que aporta literatura académica de este tipo- con más de una docena de testimonios de jóvenes migrantes no acompañados de entre 16 y 24 años, el cual arroja unos resultados alarmantes:

  1. Los jóvenes migrantes identifican dos narrativas principales sobre ellos: «son malos» y «son todos iguales»

Los participantes destacan que el grueso de la población utiliza etiquetas que los identifican mayoritariamente como «delincuente», «terrorista», «inferior» o «culpable». «No digo que no haya marroquíes o inmigrantes que roben. Hay algunos que roban, pero no todos, ¿sabes? Y lo mismo con los españoles. También hay españoles que roban. Pero cuando una persona roba, dicen que todos los marroquíes roban, que todos se han portado mal… Hay gente buena, hay gente mala, pero cuando una persona hace una cosa mala, se da la misma imagen de todos», dice uno de los testimonios de estos jóvenes.

  1. Los jóvenes migrantes se enfrentan a narrativas hostiles en espacios legales, públicos, privados y redes sociales

Los jóvenes identifican actitudes como el lenguaje corporal de las personas que los rodean cuando usan el metro o el autobús: cómo se apartan, cogen sus objetos personales o les miran fijamente cuando ellos entran en el espacio. «Fui a Primark en Gran Vía con dos amigos que son marroquíes, y los de seguridad no nos dejaron entrar porque dicen: ‘no, no, que nos vais a robar«, confiesa otro de los jóvenes.

  1. Los jóvenes migrantes desarrollan estrategias de supervivencia frente a la narrativa hostil

Algunos de los entrevistados optan por «parecer menos marroquí» para distanciarse de su comunidad e identidad cultural y evitar situaciones de abuso y racismo.

«Yo me voy solo, voy bien vestido y no hablo árabe, hablo en español, y nadie va a creer que soy un árabe, pero si está conmigo un amigo hablamos árabe, vamos a ver cuando alguien dice ‘Tú cállate’.Me siento mejor como cuando me voy solo, la verdad», señala otro de los testimonios.

  1. La juventud migrante desea un cambio de narrativa y apoyo institucional

Para conseguir cambios en la narrativa es imprescindible avanzar y conseguir cambios sociales y estructurales más profundos. Algunos de los entrevistados señalan como el cambio de mentalidad racista es lo primero que transformaría en la sociedad de acogida, en este caso la española, para poder desenvolverse en su día a día con normalidad.

«Tenemos sueños, pero son difíciles, no son fáciles. Todavía no tenemos muchas cosas. Por ejemplo, algunos de nosotros no tenemos papeles, todavía no podemos conseguir trabajo. Es difícil», confiesa abiertamente otro de los testimonios recogidos por la fundación porCausa.

El cambio de narrativa

Tras leer estos testimonios, la pregunta sería: ¿cómo podemos transformar la narrativa hostil actual con los jóvenes migrantes hacia una narrativa de respeto e inclusión?

En el camino a esta transformación las estrategias son diversas pero el foco principal está en la construcción de narrativas alternativas sobre la juventud migrante en España. Por ejemplo, uno de los entrevistados habla de recuperar la narrativa sobre los «MENA». Reapropiarse de los términos y utilizar la misma palabra que otros usan para deshumanizar y criminalizar a los jóvenes migrantes, intentar cambiar la connotación de «MENA» para influir así en la manera en que la sociedad concibe este término y por ende a ellos mismos. La influencia de las narrativas en los cambios sociales es determinante en la construcción de identidades. Dentro de estas normas sociales cambiantes, pueden empezar a circular nuevas narrativas sobre la juventud inmigrante marroquí.

No se trata de cambiar a individuos, los cambios necesarios son más profundos y se dan a nivel colectivo. Este informe refleja cómo el poder transformativo de la narrativa, el lenguaje y los discursos dominantes tienen una influencia directa en las identidades y experiencias de los jóvenes migrantes no acompañados en España.

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