Putin reconoce por primera vez la «tragedia» de Ucrania y que «hay que pensar en pararla»

Putin reconoce por primera vez la «tragedia» de Ucrania y que «hay que pensar en pararla»

Por primera vez el presidente ruso, Vladímir Putin, admitió ayer que la invasión de Ucrania por parte del Ejército ruso está siendo «una tragedia» a la que, según su punto de vista, «hay que pensar en pararla», aunque no explicó exactamente cómo. Putin pronunció estas palabras a través de videoconferencia ante los líderes del G20, algunos de los cuales se mostraron consternados por el carácter sangriento y altamente destructivo de la guerra. En respuesta, el jefe del Kremlin intentó justificar la invasión y aseguró estar dispuesto a entablar negociaciones de paz con Kiev, a cuyos dirigentes acusa de ser ellos quienes abandonaron el diálogo, deplorando al mismo tiempo que su homólogo Volodímir Zelenski firmara un decreto que prohibía expresamente cualquier tipo de conversación con Rusia mientras no retire sus tropas de todos los territorios ocupados.

«Algunos colegas ya han dicho en sus discursos que están impactados porque continúa la agresión de Rusia», subrayó Putin durante su intervención y admitió que «sí, por supuesto, las acciones militares son siempre una tragedia para personas concretas, familias concretas y para el país en su conjunto», sin especificar si se refería a Ucrania, a Rusia o a ambos al mismo tiempo. «Y, por supuesto, debemos pensar en cómo detener esta tragedia», añadió.

Putin entiende que «no puede no consternar la pérdida de vidas en este guerra», utilizando un término que en Rusia está prohibido, incluso perseguido, ya que las autoridades insisten en que lo que tiene lugar en Ucrania es una «Operación Especial Militar», no una contienda bélica. Pero, agregó, que «¿no es impactante el sangriento golpe de Estado en Ucrania en 2014, seguido de la guerra del régimen de Kiev contra su pueblo en Donbás?». «¿No es hoy impactante el exterminio de la población civil en Palestina y la Franja de Gaza?», prosiguió en su alocución.

La decisión del presidente ruso de enviar su Ejército a invadir Ucrania el 24 de febrero de 2022 desencadenó el conflicto más mortífero en Europa desde la Segunda Guerra Mundial y una confrontación entre Rusia y Occidente de intensidad todavía mayor que la que se produjo durante la Guerra Fría en relación con la Unión Soviética. Pero las espadas siguen todavía muy en alto.

Commociones y conflictos

El emisario especial, Rodión Miroshnik, un diplomático encargado por el Ministerio de Exteriores ruso de documentar los «crímenes de guerra» presuntamente cometidos por las fuerzas ucranianas, dijo el martes, con motivo del décimo aniversario del comienzo de la revuelta del Maidán en Kiev, que, «esa fecha, el 21 de noviembre de 2013, hace diez años, marcó el final del período pacífico de la Ucrania independiente (…) Después de eso sólo hubo conmociones, conflictos, tanto armados como sin armas, asesinatos políticos, la operación militar en el Donbás, derramamiento de sangre y la degradación gradual de todo lo que tenía algún valor para los habitantes de ese país».

Según Miroshnik, el Maidán «provocó la parálisis de los mecanismos estatales administrativos y de aplicación de la ley. Fue seguido por un golpe de Estado, que fue inmediatamente legalizado por las autoridades estadounidenses, proponiendo considerarlo, no como una transición del país al control externo, sino como una victoria de la libertad y la dignidad, que, sin embargo, muy rápidamente se transformó en dependencia colonial y falta de derechos».

En tal situación, estima el diplomático ruso, Moscú «no puede coexistir con el actual régimen completamente tóxico de Kiev, pero sí resistirse al poder de la OTAN durante el tiempo que haga falta para desmilitarizar completamente a Ucrania». Incluyendo Crimea, que fue anexionada en 2014, Rusia controla ahora el 17,5% del territorio internacionalmente reconocido de Ucrania.

También con motivo del décimo aniversario del estallido del Maidán, en una entrevista al canal norteamericano Fox News, Zelenski ha advertido de que «podríamos detener la guerra entregando Crimea y el Donbás a Rusia, pero Ucrania nunca estará de acuerdo». «Eso no es un plan de paz», señaló.

El frágil sistema eléctrico de Kiev sigue en riesgo mientras comienzan a caer las primeras nieves

Las primeras nieves comenzaron a caer ayer sobre Ucrania, que ya en los últimos días había sufrido un descenso drástico de las temperaturas. Con ello han crecido las preocupaciones del Gobierno de Volodímir Zelenski sobre posibles ataques a gran escala por parte de Rusia a su frágil sistema eléctrico con el objetivo de romper la voluntad de la población, que puede volver a quedarse otro invierno sin luz ni calefacción.

A pesar de que se han fortalecido las defensas aéreas, el sistema energético sigue siendo precario, con muchas plantas de energía aún luchando por recuperarse de anteriores ofensivas. Las difíciles reparaciones a las subestaciones y la escasez de equipos agravan la situación.

El Gobierno rechaza revelar información detallada sobre el estado actual del sistema eléctrico. No obstante, los expertos sugieren que sólo ha mejorado marginalmente desde que un informe de las Naciones Unidas estimara una disminución significativa en la capacidad de generación de Ucrania.

Las plantas de energía térmica, claves para cubrir la demanda de consumo, son particularmente vulnerables. Se estima que este invierno suministrarán sólo un tercio de la producción previa a la guerra, con poco progreso en las labores de reparación. La falta de suministro y equipos de respaldo aumenta la probabilidad de fallos.

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