Cómo se arma un belén

Cómo se arma un belén

Fue hace 800 años. Y a día de hoy, perdura. Era el año 1223 cuando San Francisco de Asís decidió celebrar una Nochebuena diferente y representar, o mejor dicho revivir, el momento del nacimiento de Jesús. Pero aquello que hizo para que la gente que no supiera leer o escribir conociera el origen de la Navidad, continúa realizándose en la mayoría de casas y ciudades españolas. Pequeños, grandes, de plastilina o de cerámica, el belén se monta año tras año como parte de la decoración navideña.

El escenario

Y si bien es cierto que hay elementos imprescindibles a la hora de montarlos -estamos hablando de los personajes-, elegir el escenario adecuado es fundamental para una buena representación. Habrá que acomodarlo según nuestro propio espacio. Es por lo que Bernardo Herrera, presidente de la Asociación Belenista de Málaga ‘La Alcazaba’ anima a montar una representación en casa independientemente de lugar y tamaño. «Depende del sitio que tengamos; así empezamos», asegura. Eso sí, las montañas, la arena y el río no pueden faltar cerca de ningún pesebre.

Las construcciones

Hay un elemento sobre el que pivota todo el belén, pero lo que le da más presencia al nacimiento es la vida cotidiana que se representa en torno al pesebre. Fruteros, panaderos o herreros, todos forman parte de la representación de un pueblo lleno de puestos y construcciones básicas para la vida. «Se puede representar lo que quiera siempre y cuando esté bien hecho y acorde a la época», añaden desde La Alcazaba, que forma parte de la Federación Española de Belenistas, entidad que aglutina cerca de 80 asociaciones de belenistas en el país.

Las figuras

Pero aunque la escenografía es primordial, los personajes son vitales. Ocho son básicos de cualquier belén, cumpliendo cada uno de ellos un rol en la representación, por lo que el orden a la hora de montar el pesebre es fundamental. Aunque lo cierto es que al ser una representación a la hora de montarlo hay que conseguir la «mayor viveza y realidad». Es decir, para Herrera, cuya asociación es responsable del belén de la Catedral de Málaga, es fundamental que las piezas no estén siempre mirando al espectador y con un orden «escrupuloso».

Cada una de las figuras del portal cumple una función y desempeñan un significado en el que sin ellos no se entendería la historia. Aunque bien es cierto que es una tradición abierta a cualquier tipo de personalización en cuanto a tamaño, tiendas, materiales o personajes que se les quiera incluir para la época representada.

Y aunque la construcción de un belén puede pensarse estar en decadencia, nada se asemeja a la realidad. Según Herrera, es un movimiento que desde hace cinco años está viviendo «un auge maravilloso». Hasta 70.000 personas visitaron el año pasado el belén de la Catedral de Málaga, del que es responsable. Y aunque es un arte basado en una cultura católica, asegura que hay gente sin fe que sí reconoce el arte y apoya la construcción de estas escenas.

Todo en parte, continúa, por el trabajo que realizan las asociaciones de belenistas repartidas por España y que se encargan de montar año tras año representaciones en lugares simbólicos de las ciudades. Así, verlo como un arte que es posible realizar también en casa es lo que, asegura Herrera, está haciendo que sea una tradición arraigada. «No deja de ser una manualidad que si sale bien hace a uno sentirse gratificado».

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