Presente y futuro del Canto de la Pasión en Orihuela

El Canto de la Pasión se dice tan omnipresente en la vida de Orihuela que algún pregonero ha llegado a decir en su glosa que todo oriolano nace, vive y muere escuchando este popular canto. Declarado Bien de Interés Cultural Inmaterial en 2019, se lleva entonando de forma organizada al menos desde el segundo cuarto del siglo XIX, aunque sus orígenes se remontan mucho tiempo atrás. Hoy los depositarios y guardianes de tan elevada partitura son los Cantores de la Pasión y la Primitiva Pasión Federico Rogel, constituidas respectivamente en 1927 y 1953.

Este Jueves Santo, las voces graves volverán a cantar por la muerte de Cristo por las calles en penumbra durante la Procesión del Silencio y no lo volverán a hacer de nuevo hasta el año que viene. Antes, la semana pasada, sus salidas fueron diarias y llegaron a todo tipo de calles, casas y conventos. Una de sus paradas fue en la plaza de Europa. Allí los Cantores de la Pasión entregaron un obsequio y cantaron, como es tradición, para el nuevo caballero cubierto, Antonio Martínez-Canales.

Una comida privada y de hermandad en la que sus cerca de 40 voces, ordenadas por su tono, también ensayaron con el gusto de saberse enriquecidos por savia nueva. Este año son dos los noveles que se suman a esta familia vocal y vocacional.

Bajo la presidencia de Isidro Hernández y la batuta del diapasón de Jesús Abad está Pedro Larrosa, una de esas nuevas incorporaciones. «Empecé a ensayar con ellos en enero», cuenta a LA VERDAD. «Participaba ya en un teatro que se hace de la Pasión y, en uno de los ensayos, vinieron ellos y me sorprendió mucho. Con los años les he ido escuchando y el año pasado dije que me gustaría entrar».

El ‘casting’, comparte, no fue complicado. «Algo sí que tienes que saber de canto. Tienes que saber por lo menos dar el tono». Ahora Larrosa ocupa la posición de todo aquel que entra, una que conlleva una importante responsabilidad. «Le llamamos el custodio. Es aquel que se encarga de guardar el farol que se coloca en el centro del círculo y que representa a todos los hermanos fallecidos», explica el secretario de la agrupación, Fran Giménez. «Tambien es una forma de probar la responsabilidad y el compromiso de los que entran».

Los nervios del estreno

Con la luz a cuestas, Larrosa recuerda, ya mucho más tranquilo, su reciente estreno. «Estaba muy nervioso. Tenía la boca seca. Pero aun así me sentía cómodo porque mis compañeros me apoyaban y después me felicitaron».

Uno de los que se encargan de aleccionar a los nuevos en esta centenaria costumbre y también de romper el hielo en una agrupación que transmite gran seriedad allá donde se presenta es el cantor más veterano. Víctor Riquelme ingresó hace 47 años.

Riquelme cuenta que entonces este selecto grupo de elegidos no tenía que ver nada con lo que es ahora. «Antes era muy complicado acceder porque pasaba casi de padres a hijos». Su caso fue distinto. «Yo tuve la suerte de que una de las cuerdas de los bajos pasaba a dirigir. Entonces quedó un hueco y le dijeron que tenía voz de bajo. En aquel momento éramos 16 personas nada más».

El secreto de permanecer tantos años no es otro que tener un profundo amor por la Semana Santa. «Lo importante es que te guste, que la sientas y te apetezca salir por la noche hasta tarde y ir al día siguiente a trabajar». Y, dentro de eso, explica, el compañerismo es lo que ayuda a que no flaquee esa pasión –valga la redundancia– por esta herencia tan arraigada en la esencia misma de Orihuela. «Se ha creado una hermandad. Sentimos que somos portadores de una tradición que tenemos que mantener».

Rate Bas, Cantor de Honor

Una de las personas que ha contribuido a la difusión y preservación del Canto de la Pasión es el ilustrador y fotógrafo Rate Bas. Nombrado Cantor de Honor, recibe hoy un homenaje en la Catedral de la mano de su padrino, el obispo, José Ignacio Munilla.

Enlace de origen : Presente y futuro del Canto de la Pasión en Orihuela