‘Gas de la risa’, la droga que no hace gracia

‘Gas de la risa’, la droga que no hace gracia

El perfil del consumidor de droga está cambiando. Se corresponde con el de una persona joven, integrada en su entorno social, que no sufre a corto plazo consecuencias médicas visibles, pero que está expuesto a otra serie de problemas relacionados con el consumo de sustancias estupefacientes. Entre ellos, fracaso escolar, actos violentos, dificultades de inserción laboral, de socialización y problemas en el ámbito familiar, según un informe de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD).

Otro aspecto que ha influido en esa mutación del yonqui aislado de la sociedad al joven aparentemente sano e integrado es la aparición de una serie de sustancias baratas y de fácil adquisición en internet, farmacias e incluso en supermercados con las que obtienen los efectos deseados de un colocón, a un precio muy reducido.

Entre ellos se encuentra el GHD (éxtasis líquido), el cloretilo (un anestésico local que se puede comprar por apenas 10 euros en farmacias y sin receta) y el óxido nitroso, disponible en supermercados. Esta última sustancia ha provocado que se active una alerta en la Región entre las unidades policiales antidroga y en el ámbito de la salud por el incremento del consumo del óxido nitroso o mal llamado ‘gas de la risa’, sobre todo entre los jóvenes.

«Localizamos a una persona en Molina que necesitó asistencia médica y, en la zona, había globos tirados en el suelo y botes que se usan como depósitos del compuesto»

El óxido nitroso es un producto legal en España, ya que las cápsulas y bidones en las que se vende se utilizan en repostería, también como anestésico en odontología. El problema surge cuando se adquiere para darle un uso recreativo para producir sentimientos rápidos, pero efímeros, de euforia, relajación, calma y sensación de indiferencia. En países como el Reino Unido no está permitida su venta, porque hace unos siete años se detectó un incremento enorme de su consumo, cuando se puso a disposición en tiendas, algo que provocó adicciones e incluso muertes.

Desde la Policía Nacional, advierten de que, aunque pueda provocar un efecto hilarante, «no hay que tomárselo a risa» y uno de los principales problemas que apuntan los expertos de la lucha contra el tráfico de drogas es que acceder a esta sustancia es realmente fácil para los consumidores, ya que se puede comprar por un precio muy bajo por internet y en supermercados.

Para consumirla, se utilizan pequeños cartuchos metálicos del gas (también llamados ‘crackers’) destinados a hacer nata montada. Con ellos se inflan globos con los que se inhala el gas. Los recipientes se compran en tiendas tradicionales, pero también se venden cilindros más grandes del gas, dirigidos específicamente al mercado recreativo.

Las alertas han saltado entre los cuerpos policiales por las sucesivas incautaciones que se han producido en los últimos meses. La última aprehensión de ‘gas de la risa’ la realizó la Policía Local de Caravaca de la Cruz, el pasado sábado 13 de abril. Los agentes detuvieron a un hombre al que se le intervinieron distintas cantidades de droga como pastillas de éxtasis, cocaína rosa, Mdma, ketamina. Además, en su vehículo se localizó también una bombona de óxido nitroso. Todo dispuesto para su venta.

Por su parte, la Policía Nacional realizó a principios de este mes la mayor incautación de esta droga hasta la fecha en la Región. Los agentes confiscaron siete bombonas de gas, de dos kilos cada una, en un garito que era un punto de venta de droga en Molina de Segura, donde además había diferentes cantidades de marihuana, hachís, cocaína.

Desde el Cuerpo, advierten de que se trata de una droga que está creando problemas por el incremento de su consumo en zonas donde suelen reunirse jóvenes.

Una mezcla de sustancias con efectos imprevisibles

En Molina de Segura, por ejemplo, unidades de Seguridad Ciudadana han observado la presencia de globos en lugares donde habitualmente se hacen botellones, como en el parque de la Compañía. «Recientemente, localizamos a una persona que necesitó asistencia médica porque presentaba un estado muy eufórico y tuvo que ser asistido por la ambulancia. En las inmediaciones, observamos globos de color negro tirados y botes que se usan como depósito del gas. Además, había restos de papelinas de droga tiradas por el suelo. Según la información que proporcionaron los testigos a los agentes, existe una moda de introducir la droga de la papelina en un globo y, luego, inflarlo con óxido nitroso, para inhalar la mezcla, cuyos efectos son imprevisibles y desconocidos», advierte un subinspector de la Policía judicial de la Policía Nacional de Molina de Segura.

Aunque el óxido nitroso no está catalogado como droga, la Policía lo confisca cuando sospecha que su uso es diferente al legal, al de la elaboración de productos alimenticios o para algún tipo de tratamiento médico.

«La mera tenencia de la sustancia no conlleva sanción alguna, si no está regulado por normativas autonómicas y, en la Región, no existe una regulación que establezca que el óxido nitroso es una droga, como sí contemplan Baleares y Asturias. En cuanto al tráfico, cuando se vende por una cantidad de dinero, se abren diligencias por delito contra la salud pública. Otra cosa es que luego vaya a terminar en una condena», explica el subinspector de Molina.

La alerta sanitaria

El Observatorio Europeo de Drogas (Emcdda, por sus siglas en inglés) no tiene estudios sobre el consumo del óxido nitroso, pero hace un cálculo basándose en las incautaciones policiales de los depósitos que contienen el gas.

La conclusión es que su consumo crece, también en Región, «en fiestas de adultos y entre los jóvenes, en parques, festivales de música y conciertos», indica el estudio del Emcdda. «Buscan los efectos disociativos que tiene el gas, los cuales provocan una sesión de mayor riqueza en la percepción del entorno, incluso se puede dar algún tipo de alucinación muy suave», afirma Isabel Peñalver Garcerán, psiquiatra de la unidad de desintoxicación hospitalaria del hospital Reina Sofía de Murcia. La experta señala que se puede dar además una desorientación espacial, provocar una risa descontrolada y, dependiendo de la dosis, también se reduce la sensación de dolor. «Es una droga que modifica la percepción, se activa por vía inhalada y su efecto se produce en segundos, llega rápidamente a las neuronas porque es muy permeable en los tejidos humanos».

El efecto medio dura entre los 15 y los 45 minutos, detalla Peñalver, pero, por lo general, provoca un colocón muy breve. La especialista afirma que uno de los principales problemas es que quienes lo consumen tienen una percepción de riesgo muy baja, algo «muy lejos de la realidad».

Riesgo de asfixia

Uno de los principales riesgos que tiene su consumo reside en que, cuando el gas se introduce en el globo, la composición tiene que ser de un tercio de óxido nitroso y dos tercios de oxígeno. ¿Por qué?

«Porque cuando se inhala, el óxido nitroso desplaza el oxígeno en los alvéolos pulmonares y puede producir hipoxia, la asfixia de los tejidos, por lo que, si se ha introducido demasiada cantidad de óxido nitroso, existe el riesgo de muerte». Pero hay más efectos perniciosos, como las quemaduras en la boca, «en el caso de inhalar el gas directamente del recipiente donde se conserva a temperatura muy baja. Y, dependiendo de la dosis que se consuma, se pueden producir sobredosis, náuseas, vómitos, convulsiones, alteraciones cognitivas y perceptivas, lo que conlleva caídas y accidentes de tráfico», subraya la experta.

Un aspecto llamativo en la persona que lo consume asiduamente es que existe un efecto parecido al del alcohol, ya que provoca que el sistema nervioso pierda la vitamina B12 y, como consecuencia, problemas derivados de ese déficit.

«Esto es algo que suele pasar en los alcohólicos cuando baja la vitamina B12, que se asocia a problemas neurológicos y cognitivos con la memoria», abunda Peñalver. En la unidad hospitalaria de desintoxicación del Reina Sofía no han tratado por ahora casos de adicción al ‘gas de la risa’ como droga principal, pero sí que han acudido pacientes que la habían consumido en el contexto del ‘chemsex’, el multiconsumo de drogas con fines sexuales, que da lugar a largas sesiones de sexo –pueden prolongarse durante horas o incluso días–.

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