Un Jimbee de cristal marca seis goles pero pierde en el Palau

Catorce goles, más de veinte disparos a puerta, dos penaltis y un cabreo histórico de Duda a sus muchachos quedarán para siempre en el recuerdo de un partido absolutamente loco que dejó diez goles en los veinte minutos de la primera parte. Las defensas desaparecieron y cada gol, casi siempre de estrategia, era más sangrante: ni concentración ni intensidad en una y otra área, para disfrute del espectador.

El Barcelona siempre golpeó primero por medio de Puigvert, Ferrao, Lozano, Antonio Pérez y Pito. Los remates sin vigilancia al segundo palo, las barreras movidas y una diana encajada por un saque en largo de Dídac, en dos toques, hicieron explotar a Duda. «Cuatro goles de mierda, tanto hablar en el vestuario. Hay que espabilar», vino a decir, en palabras resumidas, el entrenador melonero. No es para menos, porque sus pupilos eran hasta no hace mucho los más fiables defensivamente y en un mes han llegado los ocho goles del Movistar Inter en la histórica derrota en casa (1-8), los cinco del Peñíscola (5-5) y anoche otros ocho del Barça (8-6). Chemi ha encajado dos o más goles desde principios de marzo en adelante.

Al menos, a cada golpe de los catalanes reaccionaron los cartageneros con el correspondiente empate. Tampoco fueron los locales un muro de hormigón en la defensa cuando Waltinho en hasta cuatro ocasiones perforó la portería de Dídac Plana, en un póker que no le sirvió al equipo para llevarse al menos un punto. De saques de banda y de esquina, en transiciones y hasta en uno de penalti (pecó de tierno Kokoro) remó y remó el Jimbee para poner la igualdad en una noche siempre a contracorriente.

Tras el descanso los dos equipos sí se abrocharon mejor el cinturón. De inicio no lo pareció, cuando Ferrao (6-5) y de nuevo Waltinho al siguiente parpadeo (6-6) volvieron a agitar el partido. Desde ese momento y hasta ya casi al final, la realidad es que el Jimbee mereció ser merecedor de la victoria: Dídac Plana completó una verdadera exhibición bajo palos con más de una quincena de paradas, algunas tan espectaculares y a la escuadra para desesperación de Mellado. Los meloneros no mataron y el Barça emergió al final, en un córner que Adolfo remató sin demasiada oposición para enésimo lamento de Duda en la banda. Ya a la desesperada, en una contra, Pito hizo el octavo.