ERC se abre en canal ante la decisión de investir o no a Illa y Junqueras dejará el liderazgo tras el 9-J

ERC se abre en canal ante la decisión de investir o no a Illa y Junqueras dejará el liderazgo tras el 9-J

ERC ha abierto la caja de los truenos. Porque las divisiones en los partidos se sabe cómo empiezan pero nadie es capaz de controlar la voladura. La debacle electoral del domingo, en el que la formación republicana perdió el Govern y 13 diputados, ha hecho estallar una guerra interna como la que ha librado el partido en crisis anteriores de mal recuerdo. Tras la salida forzosa de la primera línea política del aún presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonès, esta noche ha sido Oriol Junqueras quien, empujado por las presiones intestinas, ha anunciado que dejará el liderazgo de los republicanos tras las inminentes elecciones europeas del 9 de junio.

La formación reunió el lunes a su cúpula y volvió a hacerlo ayer, tras los movimientos de urgencia. La secuencia es de vértigo. Al día siguiente de los comicios, Aragonés compareció en solitario para apartarse de la primera línea política. El martes, Junqueras, el presidente del partido, se postuló para seguir liderando la formación y ser el futuro candidato a pilotar la Generalitat. Este miércoles fue Marta Rovira, quien permanece huida en Suiza, quien trasladó a Rac1 y ACN -no públicamente- que ERC necesita nuevos liderazgos y que es preciso renovar la presidencia y la secretaría general que ella desempeña ahora. Junqueras y Rovira llevan haciendo tándem al frente de Esquerra desde el año 2011. Por primera vez se ha roto esta dupla. La quiebra entre el número uno y la número dos se ha saldado esta noche con el compromiso de Junqueras de abandonar el liderazgo tras los comicios de este 9 de junio y la convocatoria de un congreso extraordinario para el 30 de noviembre.

El debate sobre cómo recomponerse tras el hundimiento electoral -que viene de largo, porque también se produjo después de la erosión en las municipales y las generales- llega en un momento muy delicado, pues ERC tiene en sus manos la llave de la investidura catalana. Debe decidir si facilita la elección de Salvador Illa, si atiende la llamada envenenada de Carles Puigdemont o si se la juega al todo o nada en unas nuevas elecciones para las que no tiene ni candidato, máxime después del anuncio de que Junqueras dejerá la presidencia. Puigdemont, mientras, reúne hoy a la cúpula de Junts en Argelés (Francia) para fijar la estrategia en su intento de ser reelegido president.

ERC tiene que ordenar su casa y acabar de digerir la derrota antes de abordar la cuestión esencial de la investidura. Pero no va sobrado de tiempo, toda vez que los socialistas y el calendario aprietan y las negociaciones para la presidencia del Parlament, la primera meta volante, están ya a la vuelta de la esquina, con las elecciones europeas de fondo. El 10 de junio es la fecha tope para votar la presidencia de la Cámara. Y el primer pleno de investidura se celebraría a los 15 días.

Tardà y «cortarse las venas»

Aun así, ya hay movimientos de cara a la investidura. El exportavoz de Esquerra en el Congreso, Joan Tardà, reclamó ayer a la dirección de su partido que facilite la elección de Salvador Illa y luego pase a ejercer una oposición «colaborativa». Se trata del primer dirigente republicano, hoy en un papel secundario, que verbaliza que ERC no debe bloquear a Illa. Tardà llamó en RTVE a evitar la repetición electoral porque «sería para cortarse las venas». El veterano exportavoz ya no forma parte de la cúpula, pero es influyente. Tardà encontró réplica en el consejero de Interior en funciones, Joan Ignasi Elena, cargo de la máxima confianza de Junqueras, quien avisó de que el partido no se encuentra «ahora» en la situación de investir a Illa. La posición oficial en la formación es que las urnas les mandan a la oposición y que quienes tienen que entenderse son el PSC y Junts.

Mientras, los socialistas trabajan ya en la investidura enfilando su ronda de contactos. Illa ha enviado una carta a la militancia en la que dice ponerse en marcha para «abrir una nueva etapa» en una Cataluña con un «buen Gobierno» y «avances económicos y sociales», sin «bloques ni bandos». «Una Cataluña para todos los catalanes», expresó en la misiva en la que agradece a las bases la «victoria histórica». PSC y PSOE apuestan por un Ejecutivo en solitario con apoyos externos, sin descartar otras opciones. Y confían en que ERC les acabará apoyando, aunque admiten que la situación es difícil.

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