Tallante defiende la tradición y conservación del medio natural en la feria Cartagena Oeste en Flor

El encuentro de cuadrillas fue el fin de fiesta a la entrega de los premios Garbancillo de Oro. / J. M. Rodríguez / AGM

Rutas guiadas, un mercado artesanal, el encuentro de cuadrillas y la entrega de los premios Garbancillo de Oro potencian la autenticidad de la zona oeste de Cartagena

La feria Cartagena Oeste en Flor ha venido para quedarse. El éxito de participación para conocer el manto blanco que deja el almendro en flor en Tallante, constituido como epicentro de esta primera edición, y disfrutar de una variada programación cultural así lo han corroborado este domingo. «Han sido dos jornadas intensas con una gran acogida por parte del público, que nos ha acompañado desde todas partes del municipio de Cartagena», valoró la presidenta de la Junta Vecinal de Perín, Isabel Andreu, en la entrega de premios de este domingo por la mañana.

Esta primera feria de la floración ha servido para visibilizar las bondades de la zona oeste, desconocida aún por muchos. A través de la naturaleza, las tradiciones, el folclore y la gastronomía, los vecinos han expresado sus señas de identidad. Así, los asistentes han podido disfrutar en esta segunda jornada de un mercadillo artesanal en el que una docena de puestos han expuesto «el valor de lo auténtico».

El taller de esparto de la vecina diputación de Los puertos de Santa Bárbara ha mostrado su trabajo en una de las mesas. En el Museo Etnográfico comparten todos los sábados hasta mayo la técnica del que fuera un oficio para que no se pierda la capacidad creativa de este arte. «Los alumnos son jóvenes en su mayoría que, como nosotros, admiran la artesanía y quieren aprender», explica Concha Vera, mientras trabajaba en el recincho de una futura cesta de la playa. Entre las creaciones expuestas han destacado cestos de todos los tamaños, joyeros y cubre botellas. Los cursos de esparto son gratuitos.

El mercadillo artesanal ha recogido también cerámica, joyería contemporánea, lienzos e indumentaria de ganchillo. Los alimentos tradicionales y ecológicos de la zona han ocupado un lugar privilegiado, con quesos y leche 100% naturales y la miel de la rambla del Cañar.

«Los clientes aprecian mucho los productos naturales porque al no estar manipulados conservan mejor su sabor y las propiedades del alimento», ha indicado Almudena Pérez, de Sabores de Tallante.

Respeto a la tradición como base del desarrollo

En la plaza de la iglesia San Antonio de Padua se han entregado los premios Garbancillo de Oro a la cocinera Michelin María Gómez, el club Manzanicos, la Sociedad Cazadores de Perín y la de Mujeres de El Portús por su defensa del medio natural y la contribución «a mantener viva la tradición y los valores de respeto, convivencia y desarrollo, que tan bien representa la zona oeste», la explicado el cronista de Cartagena, Francisco José Franco, quien ha presentado el acto.

María Gómez, de restaurante Magoga, ha protagonizado la entrega más emotiva. La cocinera ha subido al escenario con su hijo en brazos para recoger el premio y recordar que en esa misma iglesia se casaron sus abuelos. «Nuestra cocina es un equilibrio entre el Campo de Cartagena y el Mediterráneo. Apostamos por nuestras raíces y la recuperación de recetas que estaban cayendo en el olvido». El jurado del premio ha valorado la recuperación de recetas que estaban cayendo en el olvido y el chocolate de la algarroba.

A el club Manzanicos le han reconocido su esfuerzo por revalorizar la ruta de los senderos del agua de Galifa. A través de las mujeres del Portús, y su labor por conservar el medio natural y las costumbres, el jurado ha querido visibilizar el importante papel femenino en la sociedad. Por último, el jurado ha valorado la defensa y cuidado del monte y la cultura que desarrolla la Sociedad Cazadores de Perín.

Previo a la entrega de premios, han actuado la escuela de danza de Carmen Baños y el trovero Juan Santos Contreras, El Baranda.

Como colofón a dos intensas jornadas de rutas senderistas guiadas para conocer el espectáculo natural de la floración del almendro, la plaza de la iglesia ha acogido un encuentro de cuadrillas y una paella gigante para cuatrocientos comensales.