La palabra manzanilla nos traslada a aquellos dolores de tripa infantiles que ponían inmediatamente a las madres o abuelas –los hombres de entonces no estaban a estas cosas– a hervir agua en una cazuelita para meter la bolsita o el matojo de flores. No había preguntas ni dudas, la manzanilla curaba el dolor de barriga. Y sigue siendo así en muchas casas, aunque hoy se hayan sumado al botiquín familiar los almax, omeprazoles y hasta la cocacola. Pero la manzanilla (y el bicarbonato) sigue en nuestros armarios. La abuela también ponía a hervir agua con flores y acudía armada de un algodón empapado si tras la noche los ojos habían aparecido pegados por legañas. Incluso se usaba para dar reflejos dorados al pelo.
Así ha sido durante décadas, siglos más bien, pues esta planta ya era utilizada en el antiguo Egipto para aliviar las fiebres. Los romanos elaboraban inciensos y daban sabor a las bebidas, y en la Edad Media, los monjes, conocedores de las propiedades de las plantas gracias a la traducción de antiguos textos, desarrollaron remedios. Se usaba, antes que el lúpulo, para otorgar amargor a la cerveza, y hoy algunas aún la llevan como ingrediente. De Europa saltó a América, donde es cultivada y muy valorada. La parte utilizada de la Matricaria Chamomila (la especie más empleada) son las flores, semejantes a las margaritas pues son de la misma familia. Florece anualmente y crece hasta 40 centimetros en climas templados.
La Academia Española de Nutrición y Dietética echa en falta «más estudios, evidencias científicas» para poder hablar de las bondades de las infusiones, más allá de que supongan un sorbo calentito que sienta bien. Hay médicos que la recomiendan, al igual que poner la cebolla partida junto a la cama si no podemos dormir por la noche a causa de la tos. Acciones que no están comprobadas, pero que no causan daño y ¡quién sabe!, quizá sirvan para ese cometido aunque no se haya podido verificar sus efectos o estén sin estudiar.
Pero en ese camino andan los investigadores. La Universidad de Guadalajara (México) está en ello, a través de Xochitl Aparicio Fernández, profesora investigadora en Alimentos, y Joel de Jesús Barba Franco, estudiante de doctorado, quienes a través del artículo publicado en ‘The Conversation’ ‘¿Es la manzanilla una panacea? La Ciencia nos dice que sí’, avalan esta planta como merecedora de su fama. «La manzanilla representa un valor seguro de la herbolaria, aunque se recomienda un consumo moderado. Tiene 200 clases de fitoquímicos, incluyendo flavonoides y terpenos, compuestos vegetales responsables de algunas de las propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que han hecho a esta planta la preferida de los fitoterapeutas desde los egipcios».
En los laboratorios
Prosiguen admitiendo su eficacia en problemas estomacales como la indigestión y los cólicos. «Además, disminuye la inflamación, sirve para relajar los espasmos musculares y evitar ulceras». En los laboratorios, explican, se llevan a cabo experimentos administrando diferentes dosis de preparaciones de manzanilla a animales, cultivos de células o personas, durante un tiempo específico. «Con estos modelos clínicos es posible relacionar la dosis de una preparación con los efectos biológicos generados y proponer una dosificación terapéutica. Los estudios han confirmado los efectos positivos para la salud que generan los terpenos, flavonoides y cumarinas de la manzanilla».
Los terpenos mayoritarios son el bisabolol y el azuleno. «Del primero hay estudios que aseguran que reduce la inflamación al inhibir las enzimas que la favorecen. Y como regula el nivel de acidez en el estómago, se asocia con beneficios digestivos, como antirritante y gastroprotector. Asimismo, facilita la cicatrización y es efectivo como analgésico». El azuleno es útil por antioxidante y antiinflamatorio, «reduciendo los radicales libres. Y varios estudios señalan que reduce el desarrollo de células cancerígenas y le reconocen valor terapéutico en la práctica clínica con pacientes oncológicos».
En cuanto a los flavonoides, la apigenina y luteolina son los más abundantes: «brindan propiedades antiinflamatorias, ayudan a expulsar gases, tienen efecto antiespasmódico y sedativo». Los expertos añaden que existen estudios que sugieren que la apigenina «reduce el riesgo de cáncer, ya que disminuye la proliferación en líneas celulares asociadas a tumores de próstata. Además, su consumo prolongado reduce la obesidad y los niveles de lípidos en plasma». Las cumarinas poseen efectos antioxidantes y antiinflamatorios, y los expertos destacan «estudios científicos que hablan de su capacidad para reducir el riesgo de la formación de cáncer debido a su actividad citotóxica».
Suele usarse como… (aunque faltan estudios científicos)
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Antiinflamatoria
Para inflamaciones de diversas causas. -
Antialérgica
Ayuda en algunos casos de alergias. -
Antiespasmódica.
Previene espasmos musculares y digestivos -
Antihistamínica
En irritaciones varias de la piel. -
Antitérmica
Aliviar la fiebre leve. -
Cicatrizante
En heridas, llagas y quemaduras. -
Colirio natural.
Para tratar enfermedades de la vista. -
Diurética
Favorece la eliminación de líquidos y toxinas. -
Reguladora
De la menstruación. -
Sedante
Ayuda contra el insomnio y la ansiedad.
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